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Levítico

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Levítico

1. Contenido y estructura

El nombre de Levítico le conviene a este libro porque trata principalmente de los derechos y deberes de los de la tribu de Leví. Los rabinos lo denominaban «Ley de sacerdotes». Trata, sobre todo, del ritual del culto divino en el tabernáculo. Podemos dividirlo en las siguientes secciones:

En realidad, el libro está integrado casi exclusivamente por textos legislativos.

La ideología teológica del libro es la santidad de Dios, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a los sacerdotes. La santidad divina implica trascendencia e incontaminación respecto de todas las cosas creadas. Dios habita en una atmósfera aislante que viene a identificarse con su misma santidad. Todas las cosas creadas son impuras para Dios, porque de algún modo están maculadas por el pecado, que se opone a la perfección de Dios, que aborrece la iniquidad. Pero, para mantener una atmósfera moral de acercamiento a dios, es necesario crear un valladar ritual que aísle al individuo consagrado a dios de todo lo que pueda contaminarle. Las leyes del Levítico tienen por finalidad específica purificar al hombre que vive en el tabernáculo de Yavé para entrar en contacto con la atmósfera divina. Los miembros de la tribu de Leví tenían una obligación especial de mantenerse puros en el sentido ritual y moral, porque tenían por misión ser intermediarios entre Yavé y su pueblo.


2. Composición del libro

La crítica independiente niega el origen mosaico de esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influida por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. El libro pertenece al documento llamado sacerdotal, que es en realidad una compilación de textos legislativos de diferentes épocas, integrados en una unidad literaria después del exilio. En efecto, se pueden distinguir diversas colecciones parciales con cierta unidad independiente:

Se supone que la fusión de estos diversos cuerpos legislativos tuvo lugar en los tiempos de Esdras (s. V). Pero no hay razón para negar que los estratos primitivos lleguen a los tiempos de Moisés. El primitivo núcleo legislativo sobre el santuario, el sacerdocio, los sacrificios y las fiestas fue creciendo y actualizándose conforme a las necesidades de los tiempos.


3. Los sacrificios

El sacrificio es el acto más importante de la religión, y se halla en casi todas las religiones. Santo Tomás llega a tenerlo como una manifestación religiosa impuesta por la ley natural que Dios imprimió en el alma humana. Por el sacrificio rinde el hombre homenjae a Dios, reconociendo su soberano dominio; busca conciliarse su gracia, obtener el perdón de sus ofensas y alcanzar favores del Señor, que ejerce dominio sobre todas las cosas. En la biblia, el sacrificio--zebaj--es el ofrecimiento a Dios de un ser viviente que se inmola en su honor. El rito esencial del sacrificio, además de la muerte de la víctima, consiste en derramar sobre el altar la sangre, «en la que está la vida». La combustión de una porción de la víctima, mayor o menor, también parece ser parte integrante del sacrificio israelítico.

Ya se comprende que, siendo Dios «espíritu, debe ser adorado en espíritu y en verdad»1; pero Dios condesceiende con la rudeza de Israel, y en su Ley no sólo admite, sino que hasta incorpora al culto que El pide aquellas formas a que su pueblo estaba habituado. Por esto no es maravilla que hallemos grandes semejanzas entre las manifestaciones reliiosas de los semitas y las de la religión mosaica. no es el sacrificio un banquete ofrecido a uyavé, sino un homenaje que se le rinde con aquellas mismas cosas que de Dios recibe el hombre para sustento de su vida. Y en este homenaje va implicada la ofrenda de la vida misma del oferente, de su devoción hacia Dios. Los profetas y salmistas procurarán destacar esta idea, haciendo ver que Yavé ante todo busca la entrega del corazón humano: «Mejor es la obediencia que las víctimas»2.

En la legislación levítica se distinguen cuatro clases de sacrificios:

La Ley mosaica no admite más que cinco especies de animales sacrificables: ganado bovino, ovino, caprino, la paloma y la tórtola. Como complemento de los sacrificios cruentos se admitían ofrendas vegetales--minjáh--, que solían ser a base de incienso, flor de harina y aceite.


4. Consagración de los sacerdotes

Dado el carácter eminentemente social de la religión era natural que en la organización patriarcal el sacerdocio estuviera vinculado al jefe de familia, al primogénito. Mas la complicación de los ritos y la exigencia de su exacta observancia, bajo pena de incurrir en la cólera de la divinidad, hizo necesaria la institución de un sacerdocio consagrado totalmente al culto divino. En Israel hallamos indicadas otras razones. Primeramente la santidad divina exige en quienes se acercan a ella un estado habitual de pureza, incompatible con la vida del común de los hombres. De aquí procedían las numerosas reglas a que vivían sujetos los sacerdotes para conservar la pureza legal, que les permitiera acercarse a Dios en nombre del pueblo. Según el Exodo, la razón de escoger Dios a la tribu de Leví fue su celo por la causa de Yavé contra los adoradores del becerro de oro3. Es éste un tercer motivo para la institución del sacerdocio, que, viviendo consagrado al servicio de dios, fuera maestro del pueblo en las cosas de la religión y celador del culto divino. La historia de esta consagración, cuyo ceremonial se detalla en Ex 29, tiende a rodear de misterio y veneración a los representantes de la clase sacerdotal. Los c. 8-10 del Lev nos detallan estas exigencias mínimas de los consagrados a Dios.


5. La pureza ritual

La distinción entre cosas puras e impuras de la legislación mosaica hay que explicarla a la luz de concepciones atávicas del ambiente. Para nuestra mentalidad evangélica esto no tiene sentido, ya que no mancha al hombre lo que en él entra, sino lo que sale de su corazón4. Según la Ley antigua, mediante una consagración, las cosas materiales, como el santuario y mobiliario, quedan santificadas y dedicadas al servicio divino. Pero, sin tal consagración, entre las cosas materiales se establece la distinción de unas que son positivamente impuras y nunca pueden recibir la consagración, pues con su uso o contacto comunican impureza legal, y otras que podemos llamar negativamente impuras o, si se quiere, neutras, porque, si no tienen la santidad positiva de las consagradas, tampoco entran en la categoría de las impuras, y su contacto no mancha. Esta distinción no es exclusiva de Israel, pues se halla en otras muchas religiones. En todo caso, los profetas procuran levantarse de esta concepción ritual a la concepción moral: santo es igual que puro, y la pureza se opone al pecado. Dios es santo, y, en cuanto tal, incompatible con el pecado. Por eso, para acercarse al santuario se exige tener «limpias manos y puro corazón»5.


6. Doctrina religiosa

No podemos reducir el ideal del Levítico a un puro «nomismo» o formalismo externo de la Ley. En realidad, toda la legislación ritual levítica tiene por base la altísima idea de la santidad de Dios, que exige «santificarse» al que a El se acerca: «Sed santos como yo soy santo»6. Como colectividad, la nación israelita estaba consagrada a Yavé, por ser su «primogénito»7 y su «reino sacerdotal»8. Esto exigía que Israel debía vivir en una atmósfera moral superior, y sobre todo sus representantes ante Dios, los sacerdotes. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un mero derecho consuetudiario anterior a Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a las exigencias de la nueva teocracia. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, era para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de santidad de Yavé en las relaciones con su pueblo. El legislador quería crear en israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.

Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo, como la prohibición del hurto, la mentira y el fraude9. Se insiste en los deberes para con los padres10, los ancianos11, los enfermos12, prohibiendo el odio al prójimo13. Incluso se ordena trato de benevolencia hacia el extranjero14. Es éste un ideal ético muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronomística.


SUMARIO

PRIMERA PARTE

LEYES CULTUALES

(1 - 7)

De los holocaustos

1 1 LLamó Yavé a Moisés y le habló desde el tabernáculo de la reunión, diciendo: «Habla a los hijos de Israel, y diles: Quien de vosotros ofreciere a Yavé una ofrenda de reses, puede ofrecer ganado mayor o ganado menor. 3Si su ofrenda es de holocausto de ganado mayor, será de un macho inmaculado; lo traerá a la puerta del tabernáculo del testimonio, para que sea grato a Yavé; 4 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, y será aceptada ésta para expiación suya, 5e inmolará la res ante Yavé. Los sacerdotes, hijos de Arón, llevarán la sangre y la derramarán en torno del altar que está a la entrada del tabernáculo de la reunión. 6Desollará el holocausto y lo descuartizará. 7Los hijos del sacerdote Arón pondrán fuego en el altar y dispondrán la leña sobre el fuego, 8y ordenarán sobre ella los trozos con la cabeza y el redaño sobre la leña que arde en el altar, 9las entrañas y las patas, lavadas antes en agua, y todo lo quemará el sacerdote sobre el altar. Es holocausto, ofrenda encendida de suave olor para Yavé.

10Si la ofrenda es de ganado menor, holocausto de oveja o cabra, ofrecerá un macho inmaculado, 11y lo inmolará al lado del altar que mira al norte ante Yavé; y los sacerdotes, hijos de Arón, derramarán la sangre en torno al altar. 12Lo descuartizarán, y con la cabeza y el sebo lo dispondrá el sacerdote sobre la leña encendida del altar. 13Las entrañas y las patas se lavarán en agua y todo lo quemará el sacerdote sobre el altar. Es holocausto, ofrenda encendida de suave olor para Yavé.

14Si la ofrenda a Yavé fuere un holocausto de aves, ofrecerá tórtolas o pichones. 15El sacerdote llevará la víctima al altar, y quitándole la cabeza, la quemará en el altar; la sangre la dejará correr sobre un lado del altar; 16los intestinos con sus excrementos los tirará junto al altar, al lado de oriente, en el lugar donde se echa la ceniza. 17Le romperá las alas, y sin separarlas del todo, el sacerdote la quemará sobre la leña encendida en el altar. Es holocausto, ofrenda encendida de suave olor ante Yavé.

Comentarios del Capítulo 1

    Comentarios

  • 1 Sobre los sacrificios, véase lo dicho en la Introducción al Levítico, n. 2-4.(Volver a Lectura).

  • 4 La imposición de las manos sobre la cabeza de la víctima significaba la transmisión a ella de la personalidad del oferente, constituyéndola en vicaria suya, y haciéndola morir en substitución de quien la ofrecía (16,20ss).(Volver a Lectura).



Las oblaciones

2 1Quien ofrezca a Yavé una oblación de ofrenda incruenta, su oblación será de flor de harina, sobre la cual habrá derramado aceite y pondrá incienso. Es minjá. 2 La llevará a los sacerdotes, los hijos de Arón, quienes tomando un puñado de la harina con aceite y todo el incienso, lo quemarán sobre el altar, como combustión, en memoria, en olor suave para Yavé. 3Lo que resta de la oblación será, para Arón y sus hijos, cosa santísima de las combustiones a Yavé.

4Si ofrecieres oblación de cosas cocidas al horno, será de pastas de flor de harina, sin levadura, amasadas con aceite, o untadas con aceite, sin levadura. 5Si la oblación fuere de frisuelos fritos en sartén, será de flor de harina amasada con aceite, sin levaduras; 6la partirás en trozos y echarás aceite encima, es minjá. 7Si la oblación fuere de cosa cocida en la parrilla, será de flor de harina amasada con aceite. 8Llevarás la minjá hecha de estas cosas a Yavé, y la entregarás al sacerdote, quien la presentará ante el altar, y al ofrecerla, 9tomará de la minjá la memoria y la quemará sobre el altar. Es sacrificio, ofrenda encendida en olor de suavidad para Yavé. 10El resto será de Arón y sus hijos, cosa santísima de las oblaciones de Yavé.

11 Toda oblación que ofrezcáis a Yavé ha de ser sin levadura, pues nada fermentado, ni que contenga miel, ha de quemarse en el sacrificio a Yavé. 12Podréis, sí, presentarlo como ofrenda de primicias, pero no se pondrá sobre el altar como ofrenda de suave olor. 13 A toda oblación que presentes le pondrás sal; no dejarás que a tu ofrenda le falte la sal de la alianza de Yavé; en todas tus ofrendas ofrecerás sal.

14Si hicieres a Yavé una oblación de primicias, la harás de espigas tostadas al fuego y hechas una pasta. Así ofrecerás la minjá de tus primicias, 15y derramarás aceite sobre ella, y pondrás encima incienso. Es minjá. 16De ella quemará el sacerdote la memoria, una parte de la pasta con aceite y todo el incienso. Es combustión de Yavé.

Comentarios del Capítulo 2

    Comentarios

  • 2 La parte quemada de la minjá servirá para traer a la «memoria» de Ysavé al oferente (cf. Núm 10,9).(Volver a Lectura).

  • 11 La fermentación se miraba como una corrupción, y así se prohibía en los sacrificios el pan fermentado (6,17; Mt 16,12; I Cor 5,8; Gál 5,9).(Volver a Lectura).

  • 13 La sal era entre los orientales, y lo es aún entre los árabes, un símbolo de amistad, de lealtad, de alianza perpetua (Ex 4,14; Núm 18,19; 2 Par13,5).(Volver a Lectura).



Sacrificios eucarísticos

3 1 Quien ofreciere un sacrificio pacífico, si lo ofrece de ganado mayor, macho o hembra, sin defecto lo ofrecerá a Yavé. 2Pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará a la entrada del tabernáculo de la reunión; y los sacerdotes, hijos de Arón, derramarán la sangre en torno del altar. 3De este sacrificio pacífico ofrecerá a Yavé en combustión el sebo que envuelve las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 4los dos riñones, con el sebo que los recubre y el que hay entre los riñones y los lomos, y el que hay en el hígado sobre los riñones, 5y lo quemarán los hijos de Arón en el altar, encima del holocausto puesto sobre la leña encendida. Es sacrificio de combustión de suave olor para Yavé.

6Si lo que ofrece es ganado menor, macho o hembra, en sacrificio pacífico a Yavé, lo ofrecerá inmaculado. 7Si es cordero, lo presentará ante Yavé, 8pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, y la degollará ante el tabernáculo de la reunión. Los hijos de Arón derramarán la sangre en torno del altar. 9De este sacrificio pacífico ofrecerán a Yavé en combustión la cola toda entera, que se cortará desde la rabadilla; el sebo que envuelve las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 10los dos riñones, el sebo que los recubre y el que hay entre ellos y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los riñones. 11El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es alimento de combustión para Yavé.

12Si ofreciere una cabra, la presentará a Yavé, 13pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará a la entrada del tabernáculo de la reunión, y los hijos de Arón derramarán la sangre en torno del altar. 14De la víctima se tomará, para ofrecer oblación de combustión a Yavé, el sebo que cubre las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 15los dos riñones, con el sebo que los recubre y el que hay entre ellos y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los riñones. 16El sacerdote lo quemará sobre el altar, alimento de combustión de suave olor para Yavé. Todo el sebo pertenece a Yavé. 17Esta es una ley perpetua para vuestros descendientes dondequiera que habitéis. Vosotros no comeréis ni sebo ni sangre».

Comentarios del Capítulo 3

    Comentarios

  • 1 El Deuteronomio exhorta con insistencia a que quien ofrece un sacrificio pacífico invite al banquete que le sigue a los pobres, al levita, al huérfano, a la viuda, convirtiéndole en un verdadero ágape, comida de caridad (26,13-14).(Volver a Lectura).



Sacrificios expiatorios por el pecado

4 1Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel, y diles: Si pecare alguno por ignorancia, haciendo algo contra cualquiera de los mandatos prohibitivos de Yavé e hiciere alguna de estas cosas:

3 Si es sacerdote ungido el que peca, haciendo así culpable al pueblo, ofrecerá a Yavé por su pecado un novillo sin defecto en sacrificio expiatorio. 4Llevará el novillo a la entrada del tabernáculo de la reunión ante Yavé, y después de poner la mano sobre su cabeza, lo degollará ante Yavé. 5El sacerdote ungido tomará la sangre del novillo y la llevará al tabernáculo de la reunión, 6y mojando un dedo en la sangre, hará siete aspersiones ante Yavé hacia el velo del santuario; 7untará de ella los cuernos del altar del timiama, y derramará todo el resto de la sangre del novillo en torno del altar de los holocaustos, que está a la entrada del tabernáculo de la reunión. 8Tomará luego el sebo del novillo sacrificado por el pecado, el sebo que cubre las entrañas y cuanto hay sobre ellas, 9los dos riñones con el sebo que los cubre y el que hay entre ellos y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los riñones, 10como se toma en el novillo del sacrificio pacífico, y lo quemará en el altar de los holocaustos. 11La piel del novillo, sus carnes, la cabeza, las piernas, las entrañas y los excrementos, 12lo llevará todo fuera del campamento a un lugar puro, donde se tiran las cenizas, y lo quemará sobre leña. Se quemará en el lugar donde se tiran las cenizas.

13Si fuere la asamblea toda del pueblo la que por ignorancia pecare sin darse cuenta, haciendo algo que los mandatos de Yavé prohíben, incurriendo así en culpa; 14al darse cuenta la asamblea del pecado cometido, ofrecerá en sacrificio expiatorio un novillo, que se llevará a la entrada del tabernáculo de la reunión. 15Los ancianos de la asamblea pondrán sus manos sobre la cabeza del novillo y lo degollarán ante Yavé; 16el sacerdote ungido llevará la sangre del novillo ante Yavé en el tabernáculo de la reunión, 17y mojando su dedo en la sangre, aspergerá siete veces ante Yavé hacia el velo; 18untará de sangre los cuernos del altar, que está ante Yavé en el tabernáculo de la reunión, y la derramará al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del tabernáculo de la reunión. 19Luego tomará todo el sebo del novillo y lo quemará en el altar, 20haciendo con este novillo como con el novillo anterior. Así los expiará el sacerdote y les será perdonado. 21Llevará el novillo fuera del campamento, y lo quemará como el anterior. Este es el sacrificio por el pecado de la asamblea de los hijos de Israel.

Inmolación de las víctimas (Biblia de Montserrat).


22Si el que pecó es un príncipe del pueblo, haciendo por ignorancia algo de lo que los mandamientos de Yavé, su Dios, prohíben, incurriendo así en culpa, 23al darse cuenta del pecado cometido, llevará como ofrenda un macho cabrío sin defecto, 24pondrá su mano sobre la cabeza, y lo degollará en el lugar donde se degüellan los holcaustos a Yavé; es sacrificio por el pecado. 25El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima y untará de ella los cuernos del altar de los holocaustos, y la derramará al pie del altar. 26Después quemará todo el sebo en el altar, como se quema en los sacrificios pacíficos. Así le expiará el sacerdote de su pecado, y le será perdonado.

Si el que por ignorancia pecó es uno del pueblo, haciendo algo que Yavé ha prohibido hacer, e incurriendo así en culpa, 28al caer en la cuenta de su pecado, llevará en ofrenda una cabra sin defecto, hembra, por el pecado cometido; 29pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, y la degollará en el lugar donde se ofrecen los holocaustos. 30El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctina, untará de ella los cuernos del altar de los holocaustos y la derramará al pie del altar. 31Después, tomando todo el sebo, como en el sacrificio pacífico, lo quemará en el altar en suave olor a Yavé. Así le expiará el sacerdote, y le será perdonado.

32Si lo que ofrece en sacrificio por el pecado es cordero, llevará una cordera sin defecto, 33pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, y la degollará en sacrificio de expiación en el lugar donde se ofrecen los holocaustos. 34El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima, y untará de ellas los cuernos del altar de los holocaustos, y derramará la sangre al pie del altar. 35Después, tomando el sebo, como en el sacrificio pacífico, lo quemará en el altar sobre las combustiones a Yavé. Así le expiará el sacerdote por el pecado cometido, y le será perdonado.

Comentarios del Capítulo 4

    Comentarios

  • 3 Trata primero de la expiación de los pecados del sacerdote, ungido del Señor, que, en razón de su oficio, eran más gravos. Obligado por su ministerio a conservar las buenas relaciones entre Dios y el pueblo por medio de la puntual observancia de los ritos, la inobservancia de éstos podría resultar muy perjudicial para el pueblo. Esta es la concepción litúrgica de la alianza; los profetas insisten en la concepción moral y, sin olvidar el culto divino, ligan la conservación de la alianza a la justicia de Dios y con el prófimo (Is 1,16; Jer 7,3ss; Mt 3,9).(Volver a Lectura).



Solución de casos

5 1 Si uno pecare, oyendo a otro imprecar, y siendo testigo de la imprecación, porque lo vio, o de otro modo lo conoció, y sin embargo no lo denunció, contrayendo así reato, 2o si tocare sin darse cuenta algo impuro sea el cadáver impuro de una bestia, sea el cadáver impuro de un reptil, haciéndose impuro él mismo y contrayendo reato; 3o tocare sin darse cuenta cualquier impureza humana, dándose cuenta de ello después, contrayendo así reato; 4o vanamente jurare de ligero hacer algo, de mal o de bien, de lo que uno suele jurar vanamente, sin darse cuenta, y cae después en ella: 5el que uno de estos modos incurre en reato, por el reato de uno de estos modos contraído confesará su pecado, 6y ofrecerá a Yavé por su pecado una hembra de ganado menor, oveja o cabra, y el sacerdote le expiará de su pecado.

7Si no pudiese ofrecer una res, ofrecerá a Yavé dos tórtolas o dos pichones, uno por el pecado y otro en holocausto, 8y los llevará al sacerdote, que ofrecerá primero el que es por el pecado, quitándole la cabeza sin separarla del todo, 9y haciendo con la sangre la aspersión de un lado del altar, dejando que el resto fluya al pie del altar; es sacrificio por el pecado. 10Después el otro lo ofrecerá en holocausto, según suele hacerse, y así hará el sacerdote la expiación del pecado cometido, y le será perdonado. 11Si tampoco pudiera ofrecer dos tórtolas o dos pichones, llevará en ofrenda por su pecado un décimo de efá de flor de harina, como ofrenda por su pecado; no pondrá en ella ni aceite ni incienso, porque es ofrenda por el pecado; 12lo llevará al sacerdote, quien tomando un puñado para memoria, lo quemará en el altar, sobre las combustiones de Yavé; así es ofrenda por el pecado. 13Así le expiará el sacerdote por el pecado cometido en una de aquellas tres cosas, y le será perdonado. El resto será para el sacerdote, como en la oblación».

Sacrificios expiatorios por el delito

14 Yavé habló a Moisés, diciendo: «Si uno por ignorancia prevaricase, pecando contra las cosas santas que son de Yavé, ofrecerá por el delito un carnero sin defecto, tomado del rebaño, estimado en dos siclos, según el peso del siclo del santuario, 16y restituirá el daño causado, con el recargo de un quinto, entregándolo al sacerdote, quien hará por él la expiación del reato, y le será perdonado.

17Si uno pecare por ignorancia, haciendo sin darse cuenta algo de lo prohibido por Yavé, contrayendo reato y llevando sobre sí la iniquidad, 18traerá al sacerdote un carnero sin defecto del rebaño, según la cuantía del pecado. El sacerdote le expiará por el pecado cometido por ignorancia, y le será perdonado. 19Este es sacrificio por el delito, pues se hizo reo de delito contra Yavé».


Sacrificios por fraude o engaño

20Habló Yavé a Moisés, diciendo: 21«el que con desprecio de Yavé pecare, negando a uno de su pueblo un depósito, una prenda puesta en sus manos, que injustamente se apropió, o con violencia le quitase algo, 22o se apropiase algo perdido que encontró y más si perjurase en cualquiera de estas cosas en que los hombres suelen perjurar, 23pecando, y contrayendo reato, restituirá íntegramente a su dueño lo robado, defraudado, confiádole en depósito, o encontrado y negado, 24o aquello sobre que falsamente juró, con el recargo de un quinto del valor, el día de su sacrificio por el delito: 25y ofrecerá a Yavé en sacrificio por el delito un carnero sin defecto de la grey, según su estimación, y lo llevará al sacerdote; 26 el sacerdote hará por él la expiación ante Yavé, y le será perdonado el delito de que se hizo reo».

Comentarios del Capítulo 5

    Comentarios

  • 1 Los v. 1-13 parecen contener soluciones casuísticas extrañas al texto que regula los sacrificios.(Volver a Lectura).

  • 14 El capítulo de los sacrificios por el delito se reduce a tres artículos: 15-16, 17-19 y 20-26. En la Vulgata y en las versiones que la siguen, estos últimos v.20-26 forman parte del capítulo siguiente.(Volver a Lectura).

  • 26 La sangre de los animales no tenía de suyo virtud para purificar de los pecados el alma (Heb 9,9); lo único que hacía era conferir la pureza legal o litúrgica y excitar la fe y la compunción, por la que se perdonan los pecados (Heb 10,1ss).(Volver a Lectura).



Los holocaustos, oblaciones y sacrificios de diversa especie

6 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: «Manda a Arón y a sus hijos, y diles: 2Esta es la ley del holocausto: El holocausto arderá sobre el hogar del altar de la noche a la mañana, y el fuego del altar se tendrá siempre encendido. 3El sacerdote, revestido de la túnica de lino y puesto sobre su carne los calzones de lino, quitará la ceniza que deje el fuego que consumió el holocausto, y lo pondrá al aldo del altar; 4luego, quitándose esas vestiduras y poniéndose otras, llevará la ceniza fuera del campamento a un lugar puro. 5El fuego arderá siempre en el altar, sin apagarse; el sacerdote le alimentará con leña todas las mañanas, pondrá sobre ella el holocausto y quemará allí el sebo de los sacrificios pacíficos. 6 Es fuego perenne que ha de arder en el altar sin apagarse».

7Esta es la ley de la minjá: «Los hijos de Arón la presentarán a Yavé ante el altar. 8El sacerdote tomará un puñado de flor de harina con su aceite y todo el incienso puesto sobre la ofrenda, y lo quemará en el altar, en olor de suavidad, como memoria a Yavé. 9Lo que resta de la ofrenda lo comerán Arón y sus hijos. Lo comerán sin levadura, en lugar santo, en el atrio del tabernáculo de la reunión. 10No se cocerá con levadura. Es la parte que yo les destino de mis ofrendas de combustión: cosa santísima, como el sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito.

11 Lo comerán los varones hijos de Arón. es la ley perpetua para vuestros descendientes sobre las ofrendas hechas a Yavé por el fuego. Quienquiera que la toque, se santificará».

12Yavé habló a Moisés, diciendo: 13 «He aquí la ofrenda que han de hacer Arón y sus hijos el día de su unción: un décimo de efá de flor de harina, como oblación perpetua, la mitad por a mañana, la mitad por la tarde. 14Se freirá en la sartén, amasada con aceite, y la ofrecerá caliente en suave olor a Yavé. 15También el sacerdote ungido de su linaje ofrecerá esto como oblación. Es ley perpetua ante Yavé; toda se quemará. 16Toda oblación de sacerdote se quemará toda, no se comerá».

17Yavé habló a Moisés, diciendo: 18«Di a Arón y a sus hijos: Esta es la ley de la hostia por el pecado: Se inmolará donde se inmola ante Yavé el holocausto. Es cosa santísima. 19El sacerdote que la ofrece la comera en lugar santo, en el atrio del tabernáculo de la reunión. 20Quienquiera que tocare la carne, se santificará. Si la sangre mojare alguna vestidura, será lavada en lugar santo. 21La vasija en que se cueza, si es de barro, se romperá; si es de bronce, se fregará y lavará en agua. 22La comerán los varones de los sacerdotes, es cosa santísima. 22Pero no se comerá ninguna víctima expiatoria cuya sangre se haya de llevar al tabernáculo de la reunión para hacer la expiación del santuario; será quemada al fuego.

Comentarios del Capítulo 6

    Comentarios

  • 1 Los capítulos 6 y 7 son un complemento de las ordenaciones anteriores sobre los sacrificios y oblaciones, contenidas en los capítulos precedentes.(Volver a Lectura).

  • 6 La razón histórica de conservar el fuego perennemente debió de ser la dificultad de encenderlo si no con otro fuego, que ya sería profano (Lev 10,1-3; 2 Mac 1,19; 10,3).(Volver a Lectura).

  • 11 Sobre la pureza legal, véase la Introducción, nº 6.(Volver a Lectura).

  • 13 Sobre el efá, véase la nota sobre Gén 33,19.(Volver a Lectura).



7 Esta es la ley del sacrificio por el delito. Es cosa santísima. 2La víctima del sacrificio por el delito será degollada en el lugar donde se degüella el holocausto. La sangre se derramará en torno del altar. 3Se ofrecerá todo el sebo: la cola, el sebo que recubre las entrañas, 4los dos riñones, con el sebo que los cubre y el que hay entre los riñones y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los riñones. 5El sacerdote lo quemará en el altar. Es combustión de Yavé, víctima por el delito. 6Comerán la carne los varones de entre los sacerdotes, en lugar santo; es cosa santísima. 7Como el sacrificio por el pecado, así se hará el sacrificio por el delito. La ley para uno y otro es la misma. La víctima será del sacerdote que la ofrezca. 8Del sacerdote que ofrezca un holocausto será la piel de la víctima que ha ofrecido. 9Toda minjá cocida al horno en sartén o en cazuela será del sacerdote que la ofrece. 10Toda ofrenda amasada con aceite o seca será para los hijos de Arón, para todos.

11He aquí la ley del sacrificio pacífico que se ofrece a Yavé: 12Si se ofrece en acción de gracias, con la víctima eucarística ofrecerán panes ácimos amasados con aceite, tortas ácimas untadas de aceite, frisuelos de flor de harina amasada con aceite. 13También podrán ofrecerse con la víctima del sacrificio ofrecido en acción de gracias panes fermentados. 14De cada una de estas ofrendas se presentará por elevación una pieza, reservada a Yavé, que será del sacerdote que haya hecho la aspersión de la sangre de la víctima pacífica. 15La carne de la víctima del sacrificio pacífico eucarístico se comerá el día mismo en que se ofrece, sin dejar nada para el día siguiente. 16Si la víctima se ofrece en cumplimiento de un voto, o como ofrenda voluntaria, se comerá el día en que se ofrece, 17y lo que reste se comerá el día siguiente; pero si algo queda para el tercer día, se quemará. 18Si alguno comiere carne del sacrificio pacífico el día tercero, el sacrificio no será aceptado, no se le computará al que lo ofreció, sino que será abominación, y el que así comió contraerá reato. 19La carne que haya tocado una cosa impura no se comerá, se quemará. 20La carne podrá comerla quienquiera que esté puro; pero el que, estando impuro, comiere la carne de la víctima pacífica ofrecida a Yavé, será borrado de su pueblo, 21y todo aquel que tocare inmundicia de hombre, de animal o cualquier otra abominación inmunda, y comiere de esta carne, será borrado de su pueblo».

Prescripciones especiales

22Yavé habló a Moisés, diciendo: «Habla a los hijos de Israel y diles: 23No comeréis sebo de buey, de oveja ni de cabra.

24Del sebo de un animal muerto o destrozado por una alimaña podréis serviros para cualquier uso, pero de ninguna manera lo comeréis. 25Y quienquiera que comiere sebo de animales de los que se ofrecen a Yavé en holocausto, será borrado de su pueblo.

26No comeréis sangre, ni de ave, ni de bestia, en ninguno de los lugares en que habitéis. 27El que comiere sangre de cualquier especie, será borrado de su pueblo».

28Yavé habló a Moisés, diciendo: 29«Habla a los hijos de Israel y diles: El que ofreciere a Yavé una víctima pacífica, 30traerá él mismo a Yavé el don de su hostia pacífica, tomará con sus manos el sebo de la víctima, y el pecho, blanceando éste ante Yavé; 31el sacerdote quemará el sebo en el altar, y el pecho será para Arón y sus hijos. 32Daréis también al sacerdote la pierna derecha como ofrenda reservada de vuestras hostias pacíficas. 33La pierna será del sacerdote que ofrezca la sangre y el sebo, 34pues yo me he reservado de las víctimas pacíficas de los hijos de Israel el pecho de balanceo y la pierna de separación de las hostias pacíficias de los hijos de Israel y se los he dado a Arón y a sus hijos, como ley perpetua para los hijos de Israel.

35Esa es la parte de Arón y de sus hijos en las cumbustiones a Yavé, desde el día en que fueron promovidos a ejercer ante mí el sacerdocio. 36Por eso ha mandado Yavé a los hijos de Israel dársela desde el día de su unción, y será ley perpetua de generación en generación.

37 Tal es la ley del holocausto y la de la minjá, del sacrificio por el pecado y por el delito, del sacrificio de consagración y del sacrificio pacífico, 38que dio Yavé a Moisés en el monte Sinaí, el día en que mandó a los hijos de Israel que ofrecieran sus oblaciones a Yavé en el desierto del Sinaí».

Comentarios del Capítulo 7

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  • 37 Estos dos v.37-38 nos indican bien claramente la conclusión de esta primera sección de los sacrificios y oblaciones.(Volver a Lectura).



SEGUNDA PARTE

CONSAGRACIÓN DEL SACERDOCIO

(8 - 10)

Consagración de Arón y sus hijos

8 1 Habló Yavé a Moisés, diciendo: 2«Toma a Arón, y con él a sus hijos, las vestiduras, el óleo de unción, el novillo para el sacrificio por el pecado, los dos carneros y el cestito de panes ácimos, 3y convoca toda la asamblea a la entrada del tabernáculo de la reunión».

El sumo sacerdote. (Biblia de Montserrat).


4Hizo Moisés lo que le mandaba Yavé y, reunida la asamblea a la entrada del tabernáculo de la reunión, 5les dijo Moisés: «He aquí lo que Yavé a mandado hacer».

6Después hizo que se acercaran Arón y sus hijos y los lavó con agua. 7Vistió a Arón la túnica, se la ciñó, le vistió la sobreveste y el efod, que le ciñó con el cinturón del efod, atándoselo; 8le puso el pectoral con los urim y tummim; 9cubrió su cabeza con la tiara, poniendo en la parte anterior de ella la diadema de oro, la diadema de la santidad, como le había mandado Yavé; 10y tomando luego el óleo de la unción, ungió el tabernáculo y cuanto en él había, y lo consagró. 11Aspergió siete veces el altar, y lo ungió con todos sus utensilios, como también el pilón y su base, y los consagró. 12Derramó el óleo de unción sobre la cabeza de Arón, y le ungió, consagrándole. 13Hizo luego que se acercaran los hijos de Arón y les vistió sus túnicas, los ciñó y les puso sus tiaras, como se lo había mandado Yavé. 14Hizo traer el novillo para el sacrificio por el pecado, y Arón y sus hijos pusieron sus manos sobre el novillo del sacrificio por el pecado. 15Moisés lo degolló, y tomando su sangre, untó con su dedo los cuernos del altar todo en torno, y lo purificó, derramando la sangre al pie del altar, y lo consagró para hacer sobre él el sacrificio expiatorio. 16Tomó todo el sebo que recubre las entrañas, la redecilla del hígado y los dos riñones con su sebo, y lo quemó todo en el altar. 17El novillo, su piel, sus carnes y sus excrementos se quemaron fuera del campamento, como se lo había mandado Yavé a Moisés.

18Hizo que se acercaran el carnero del holocausto, y Arón y sus hijos le pusieron las manos sobre la cabeza. 19Moisés lo degolló, y derramó su sangre en torno del altar. 20Lo descuartizó, y Moisés quemó la cabeza y los trozos y el sebo. 21Se lavaron en agua las entrañas y las patas, y Moisés quemó todo el carnero en el altar; era holocausto de suave olor, un sacrificio por el fuego como se lo había mandado Yavé a Moisés.

22Hizo que acercasen el otro carnero, el de la inauguración, y Arón y sus hijos le pusieron la mano sobre la cabeza. 23Moisés lo degolló, tomó su sangre y untó con ella el lóbulo de la oreja derecha de Arón, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho. 24Hizo acercar los hijos de Arón, y untó de la sangre el lóbulo de su oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho, derramando luego la sangre en torno del altar. 25Tomó después el sebo, la cola, todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones con su sebo y la pierna derecha. 26Tomó del cestillo de los ácimos, puesto ante Yavé, un pan ácimo, una torta ácima amasada con aceite y un frisuelo, y los puso sobre el sebo y sobre la pierna derecha; 27y después de haber puesto todo esto en las manos de Arón y sus hijos, lo balancearon éstos como ofrenda a Yavé.

Descuartizamiento de las víctimas. (Sepulcro Mai).


28Moisés lo tomó de sus manos y lo quemó en el altar encima del holocausto, pues era el sacrificio de inauguración de suave olor, combustión a Yavé. 29Moisés tomó luego el pecho del carnero de inauguración y lo balanceó ante Yavé; ésta fue la porción de Moisés, como se lo había mandado Yavé.

30Tomó Moisés el óleo de unción y sangre de la que había en el altar, aspergió a Arón y sus vestiduras y a los hijos de Arón y sus vestiduras, consagrando a Arón y sus vestiduras y a los hijos de Arón y sus vestiduras.

30Moisés dijo a Arón y a sus hijos: «Coced la carne a la entrada del tabernáculo de la reunión; es allí donde habéis de comerla con el pan que hay en el cestillo de la inauguración como yo lo he mandado, diciendo: Arón y sus hijos lo comerán. 32Lo que reste de la carne y del pan, lo quemaréis. 33Durante siete días no saldréis de la entrada del tabernáculo de la reunión, hasta que se cumplan los días de vuestra inauguración, pues vuestra inauguración durará siete días, 34como se ha hecho hoy para expiaros. Os quedaréis los siete días, día y noche, 35a la entrada del tabernáculo de la reunión, y guardaréis lo que ha mandado Yavé, para no morir, porque esto es lo que él me ha mandado». 36Arón y sus hijos hicieron todo lo que Yavé les había mandado por Moisés.

Comentarios del Capítulo 8

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  • 1 La consagración de los sacerdotes reviste gran solemnidad, a fin de recomendar al pueblo la santidad de Yavé y la de aquellos que debían asistir en su presencia y acercarse a El. El ministro de esta consagración es Moisés, que hasta el presente desempeñaba el oficio sacerdotal, al que renuncia una vez instituido el nuevo sacerdocio. (Véase la Introducción al Levítico, n.5).(Volver a Lectura).



Primeros sacrificios ofrecidos por Arón y sus hijos

9 1El día octavo Moisés llamó a Arón, a sus hijos y a los ancianos de Israel, 2y dijo a Arón: «Toma un novillo para el sacrificio por el pecado, y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, y ofrécelos ante Yavé. 3Hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Tomad un macho cabrío para el sacrificio de expiación, un becerro y un cordero primales para el holocausto, ambos sin defecto; 4un buey y un carnero para el sacrificio pacífico, para inmolarlos ante Yavé; y una ofrenda amasada con aceite; porque hoy se os dará a ver Yavé».

5Trajeron ante el tabernáculo de la reunión cuanto había mandado Moisés, y toda la asamblea se acercó, poniéndose ante Yavé. 6Moisés dijo: «Esto es lo que a mandado Yavé; hacedlo, y se os mostrará la gloria de Yavé». 7Dijo, pues, a Arón: «Acércate al altar, ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti y por el pueblo; presenta también la ofrenda del pueblo, y haz la expiación por él, como lo ha mandado Yavé».

8Arón se acercó al altar y degolló el novillo, víctima del sacrificio por el pecado, ofrecido por él. 9Los hijos de Arón le presentaron la sangre, y mojando él su dedo, untó de ella los cuernos del altar y la derramó al pie del altar. 10Quemó en el altar el sebo, los riñones y la redecilla del hígado de la víctima por el pecado, como Yavé se lo había mandado a Moisés; 11pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento.

12Degolló el holocausto, y sus hijos le presentaron la sangre, que él derramó en torno del altar. 13Le presentaron el holocausto descuartizado, con la cabeza, y él los quemó en el altar. 14Lavó las entrañas y las patas y las quemó encima del holocausto. 15Luego presentó la ofrenda del pueblo. Tomó el macho cabrío por el pecado, ofrecido por el pueblo; y degollándolo, ofreció la expiación como la víctima primera. 16Ofreció el holocausto y lo sacrificó según el rito. 17Presentó la ofrenda, y tomando un puñado, lo quemó encima del holocausto de la mñana. 18Degolló el toro y el carnero del sacrificio pacífico por el pueblo. Los hijos de Arón le presentaron la sangre, que él derramó en torno del altar; 19y el sebo del toro y del carnero, la cola, el sebo que recubre las entrañas, los riñones y la redecilla del hígado, 20las partes grasas las puso sobre los pechos. Arón quemó los sebos en el altar, 21después balanceó los pechos ante Yavé, y la pierna derecha en ofrenda balanceada, como lo había mandado Moisés.

22 Arón, alzando su mano hacia el pueblo, le bendijo, y bajó después de haber ofrecido el sacrificio por el pecado, el holocausto y el sacrificio pacífico. 23 Moisés y Arón entraron en el tabernáculo de la reunión; y cuando salieron bendijeron al pueblo, y la gloria de Yavé se aparecio a todo el pueblo, 24y fuego mandado por Yavé consumió en el altar el holocausto y los sebos. A su vista el pueblo todo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro a tierra.


Escuchar el Capítulo 9

Comentarios del Capítulo 9

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  • 22 El sacerdote es mediador entre Dios y el pueblo. El presenta a Dios las ofrendas del pueblo y atrae sobre éste las bendiciones de Dios.(Volver a Lectura).

  • 23 Por la ley que hasta cierto punto podemos decir natural, en la sociedad patriarcal los primogénitos eran los sacerdotes, como eran los representantes de la autoridad. Parece que los rubenitas aspiraban a esta dignidad en Israel. Para mostrar su voluntad, Dios se aparece en la nube. Era un mandato de respetar el nuevo sacerdocio. (Volver a Lectura).



Nadab y Abiú, consumidos por el fuego

10 1 Los hijos de Arón, Nadab y Abiú, tomaron cada uno un incensario, y poniendo fuego en ellos y echando incienso, presentaron ante Yavé un fuego extraño, cosa que no les había sido encomendada. 2Entonces salió de ante Yavé un fuego que los abrasó, y murieron ante Yavé. 3Dijo Moisés a Arón: «Esto es lo que declaró Yavé al decir: Yo seré santificado en aquellos que se me acercan y glorificado ante el pueblo todo». Arón calló.

4Moisés llamó a Misael y Elisafán, hijos de Oziel, tío de Arón, y les dijo: «Venid y llevad a vuestros hermanos lejos del santuario, fuera del campamento». 5Ellos se acercaron y los llevaron con sus túnicas fuera del campamento, como se lo había mandado Moisés.

6 Moisés dijo a Arón, a Eleazar y a Itamar, hijos de Arón: «no desnudéis vuestras cabezas ni rasguéis vuestras vestiduras, no sea que muráis y se irrite Yavé contra toda la asamblea. Que vuestros hermanos, toda la casa de Israel, lloren el incendio que ha encendido Yavé. 7Vosotros no salgáis del tabernáculo de la reunión, no sea que muráis, porque lleváis sobre vosotros el óleo de la unción de Yavé». Ellos hicieron lo que Moisés les mandaba.

8Yavé habló a Arón, diciendo: «No beberás vino ni bebida alguna inebriante tú ni tus hijos, cuando hayáis de entrar en el tabernáculo de la reunión, no sea que muráis. Es ley perpetua entre tus descendientes, 10para que sepáis discernir entre lo santo y lo profano, lo puro y lo impuro, 11y enseñar a los hijos de Israel todas las leyes que por medio de Moisés les ha dado Yavé».

12Moisés dijo a Arón, a Eleazar y a Itamar, los dos hijos que le quedaban a Arón: «Tomad lo que resta de las ofrendas de combustión, las ofrendas de Yavé, y comedlo sin levadura cerca del altar, pues es cosa santísima.

13Lo comeréis en el lugar santo. Es tu derecho y el derecho de tus hijos sobre las ofrendas hechas a Yavé, como me ha sido ordenado. 14Comeréis en lugar puro, tú y tus hijos y tus hijas, el pecho balanceado y la pierna reservada, porque estos trozos se te dan como derecho tuyo y de tus hijos sobre los sacrificios de los hijos de Israel. 15La pierna de separación y pecho de balanceo, que con el sebo destinado al fuego se presentan a Yavé para hacer la ofrenda; a ti, pues, y a tus hijos os pertenecen por ley perpetua, como lo ha mandado Yavé». 16Moisés preguntó por el macho cabrío que había sacrificado por el pecado, y se encontró con que había sido quemado; y airado contra Eleazar e Itamar, los hijos de Arón que quedaban, les dijo: 17«¿Por qué no habéis comido la víctima por el pecado en el lugar santo? Es cosa santísima, y Yavé os lo ha dado para que llevéis vosotros la iniquidad de la asamblea y os hagáis por ella expiación ante Yavé; 18y más no habiendo sido llevada la sangre dentro del santuario, debíais haber comido la carne en lugar santo, como lo he mandado».

19Arón dijo a Moisés: «Hoy se han ofrecido ante Yavé la víctima por el pecado y el holocausto, y me ha pasado esto. ¿Podía comer hoy la víctima por el pecado? ¿Habría sido esto grato a Yavé?» 20Oyóle Moisés, y se dio por satisfecho.

Comentarios del Capítulo 10

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  • 1 Todo este capítulo, al referirnos con incidente tan trágico, mira a poner bien de relieve la santidad del santuario, del sacerdocio y de su ministerio.(Volver a Lectura).

  • 6 Estas prescripciones se ordenan a que los sacerdotes conserven la santidad de su carácter.(Volver a Lectura).



TERCERA PARTE

LEYES SOBRE LA PUREZA

(11 - 16)

Ley acerca de los animales puros e impuros

11 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Hablad a los hijos de Israel y decidles: He aquí los animales que comeréis de entre las bestias de la tierra. 3Todo animal de casco partido y pezuña hendida y que rumie lo comeréis; 4pero no comeréis los que sólo rumian o solo tienen partida la pezuña. El camello, que rumia, pero no tiene partida la pezuña, será inmundo para vosotros; 5el conejo, que rumia y no parte la pezuña, es inmundo; 6la liebre, que rumia y no parte la pezuña, es inmunda; 7el cerdo, que divide la pezuña y no rumia, es inmundo para vosotros. 8No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; serán inmundos para vosotros.

9He aquí los animales que entre los acuáticos comeréis: todo cuanto tiene aletas y escamas, tanto en el mar como en los ríos, lo comeréis; 10pero abominaréis de cuanto no tiene aletas y escamas en el mar y en los ríos, de entre los animales que se mueven en el agua y de entre todos los vivientes que en ella hay. 11Serán para vosotros abominación, no comeréis sus carnes y tendréis como abominación sus cadáveres. 12Todo cuanto en las aguas no tiene aletas y escamas lo tendréis por abominación. 13He aquí entre las aves las que tendréis por abominación, y no las comeréis por ser cosa abominable: 14el águila, el quebrantahuesos y el halieto; el milano y el buitre según sus especies; 15toda clase de cuervos; 16el avestruz, la lechuza, el loro, la gaviota y el gavilán de toda clase; 17el búho, el mergo, el ibis; 18el cisne, el pelícano, el calamón; 19la garza, la cigüeña, en todas sus especies; la abubilla y el murciélago. 20Todo volátil que anda sobre cuatro patas lo tendréis por abominación; 21pero entre los insectos alados que marchan sobre cuatro patas comeréis aquellos que tienen más largas las de atrás para saltar sobre la tierra. 22He aquí de entre éstos los comeréis: toda especie de langosta: de solam, de jargol, de jagab, según las especies. 23Todo otro volátil de cuatro patas lo tendréis por inmundo y comiéndolos os haréis inmundos.
24Quien tocare uno de sus cadáveres se contaminará y será inmundo hasta la tarde; 25y si tocare algo de esto muerto, lavará sus vestiduras y será inmundo hasta la puesta del sol. 26Todo animal que tenga pezuña, pero no partida, ni rumie, será para vosotros inmundo, y quien tocare su cadáver será inmundo.

27Los que andan sobre la planta de los pies serán para vosotros inmundos, y quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde, 28y quien transportare su cadáver lavará sus vestiduras y será inmundo hasta la tarde. 29También estos animales serán para vosotros inmundos de entre los que andan por la tierra: la comadreja, el ratón y la tortuga, en todas sus especies; 30el musgaño, el camaleón, la salamandra, el lagarto y el topo. 31Estos son los animales para vosotros inmundos entre los reptiles; quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde. 32Todo objeto sobre el que cayere uno de estos cadáveres será manchado; y los utensilios de madera, vestidos, pieles, sacos, todo objeto de uso será puesto en agua y será inmundo hasta la tarde; 33toda vasija de barro donde algo de esto caiga quedará manchada y la romperéis; 34todo alimento preparado con agua quedará manchado, y lo mismo toda bebida, cualquiera que sea el vaso que la contenga, 35todo aquello sobre lo cual caiga algo de estos cadáveres quedará manchado y por manchado lo tendréis.
36Las fuentes y las cisternas donde hay cantidad de agua quedarán puras mas quien tocare el cadáver será impuro. 37Si alguno de estos cuerpos muertos cayere sobre una simiente que ha de sembrarse, la simiente quedará pura; 38pero si se le hubiere echado agua encima y cae alguno de estos cuerpos muertos, la tendréis por manchada.
39Si muere uno de los animales cuya carne podéis comer, quien tocare el cadáver lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde.

40El que de estos cadáveres comiere, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde; y el que los llevare, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde. 41Será para vosotros abominación todo reptil que repta sobre la tierra. 42No comeréis ningún animal que repta sobre la tierra, sea de los que se arrastran sobre su vientre, sea de los que marchan sobre cuatro o sobre muchas patas; lo tendréis por abominación. 43No os hagáis abominables por los reptiles que reptan ni os hagáis impuros por ellos; seréis manchados por ellos. 44Porque yo soy Yavé, vuestro Dios, vosotros os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo, y no os mancharéis con ninguno de los reptiles que reptan sobre la tierra. 45Pues yo soy Yavé, que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Santos seréis vosotros, porque santo soy yo.

46Esta es la ley referente a los cuadrúpedos, las aves, todos los seres vivientes que se mueven en las aguas y todos los que reptan sobre la tierra, 47para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre lo que puede y lo que no puede comerse».

Comentarios del Capítulo 11

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  • 1 Sobre la pureza o santidad de las cosas, véase la Introducción al Levítico, nº 6.(Volver a Lectura).



La purificación de la recién parida

12 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando dé a luz una mujer y tenga un hijo, será impura durante siete días; será impura como en el tiempo de su menstruación. 3El octavo día será circuncidado el hijo, 4pero ella quedará todavía en casa durante treinta y tres días en la sangre de su purificación; no tocará nada santo ni irá al santuario hasta que se cumplan los días de su purificación.

5Si da a luz hija, será impura durante dos semanas, como al tiempo de su menstruación, y se quedará en casa durante sesenta y seis días en la sangre de su purificación. 6Cuando se cumplan los días de su purificación, según que haya tenido hijo o hija, presentará ante el sacerdote, a la entrada del tabernáculo de la reunión, un cordero primal en holocausto y un pichón o una tórtola en sacrificio por el pecado. 7El sacerdote los ofrecerá ante Yavé y hará por ella la expiación, y será pura del flujo de su sangre. Esta es la ley para la mujer que da a luz hijo o hija. 8Si no puede ofrecer un cordero, tomará dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio por el pecado; el sacerdote hará por ella la expiación y será pura».

Comentarios del Capítulo 12

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  • 1 Parece a primera vista extraño que el parto haga a la madre impura, cuando la fecundidad es mirada en la Ley como una bendición de Dios. Sin embargo, no sólo en Israel, sino también entre los árabes, la mujer que ha dado a luz es mirada como impura. La diferencia de los días, si el nacido es niño o niña, muestra el bajo concepto que merecía a los aniguos la mujer.(Volver a Lectura).



Ley acerca de la lepra

13 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Cuando tenga uno en su carne alguna mancha escamosa, o un conjunto de ellas, o una mancha blanca, brillante, y se presente así en la piel de su carne la plaga de la lepra, será llevado a Arón, sacerdote, o a uno de sus hijos, sacerdotes. 3El sacerdote examinará la plaga de la piel de la carne; y si viere que los pelos se han vuelto blancos y que la parte afectada está más hundida que el resto de la piel, es plaga de lepra; y el sacerdote que le haya examinado le declarará impuro. 4Si tiene sobre la piel de su carne una mancha blanca que no aparece más hundida que el resto de la piel, y el pelo no se ha vuelto blanco, el sacerdote le recluirá durante siete días. 5El día séptimo le examinará; y si el mal no aparece haber cundido ni haberse extendido sobre la piel, le recluirá por segunda vez otros siete días, 6y al séptimo día le examinará nuevamente, si la parte enferma se ha puesto menos brillante y la mancha no se ha extendido sobre la piel, el sacerdote le declarará puro; es una erupción. Lavará sus vestiduras y será puro. 7Pero si, después de haber sido examinado por el sacerdote y declarado puro, la mancha se extendiere, será llevado a él nuevamente para que le vea; 8y si la mancha brillante ha crecido en la piel, le declarará inmundo: es lepra. 9Si uno tuviere la plaga de la lepra, será llevado al sacerdote, 10que le examinará; y si viere éste en la piel la escama blanca y que se han vuelto blancos los pelos, y en la mancha escamosa se nota la carne viva, 11será juzgada lepra inveterada en la piel de su carne, y el sacerdote le declarará impuro. 12Pero si la lepra se ha extendido hasta llegar a cubrir toda la piel del enfermo desde la cabeza hasta los pies, en cuanto a la vista del sacerdote aparece, le examinará, 13y si, en efecto, cubre todo su cuerpo, declarará puro al enfermo; pues se ha puesto todo blanco, será puro. 14Si en el así afectado aparece la carne viva, será impuro, 15y el sacerdote, al ver la carne viva, le declarará impuro, pues la carne viva es impura, es lepra. 16Si la carne viva se pone otra vez blanca, se presentará el enfermo al sacerdote, 17que le examinará; y si la llaga se ha puesto en verdad blanca, el sacerdote le declarará puro; es puro.

18Cuando uno tenga en su cuerpo, sobre su piel, una úlcera cicatrizada 19y apareciere en ella una escamosidad blanca o rojiza, se presentará al sacerdote, 20quien le examinará. Si la mancha está más hundida que el resto de la piel y el pelo se ha vuelto blanco, le declarará impuro; es lepra que se ha presentado en la úlcera cicatrizada. 21Si el color de los pelos no se ha vuelto blanco y la escamosidad rojiza no está más hundida que el resto de la piel, le recluirá por siete días; 22y si se ha extendido, le declarará impuro; es lepra; 23pero si está como estaba, sin extenderse la mancha, es la cicatriz de la úlcera, y el sacerdote le declarará puro.

24Si uno tiene en su cuerpo, en la piel, una quemadura producida por el fuego, y sobre la señal de la quemadura aparece una mancha blanca o de un blanco rojizo, 25el sacerdote le examinará. Si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha y ésta aparece más hundida que el resto de la piel, es lepra que ha brotado en la quemadura; el sacerdote le declarará impuro. 26Pero si el sacerdote ve que el pelo de la mancha no se ha vuelto blanco, y que ésta no aparece más hundida que el resto de la piel, y fuere de un color subobscuro, le recluirá durante siete días, y después, 27al séptimo, le examinará. Si la mancha se ha extendido sobre la piel, el sacerdote le declarará impuro; es lepra. 28Si está como estaba, sin extenderse sobre la piel, y es de color subobscuro, es la quemadura, y le declarará puro, pues es la cicatriz de la quemadura.

29Si un hombre o una mujer tuviere una llaga en la cabeza o en la barba, 30el sacerdote la examinará. Si está más hundida que el resto de la piel y el pelo se ha vuelto rojizo y más delgado, el sacerdote le declarará impuro; es tiña, lepra de la cabeza o de la barba. 31Pero si la llaga no se ha extendido ni está más hundida que el resto de la piel, y el pelo no está rojizo, recluirá al afectado por siete días, 32y al séptimo examinará la llaga. Si ésta no se ha extendido y el pelo no ha mudado el color ni está la llaga más hundida que la piel, 33le hará que se afeite fuera de la parte afectada y le recluirá por otros siete días, 34y al séptimo examinará la llaga; si no se ha extendido ni está más hundida que la piel, le declarará puro; el hombre lavará sus vestiduras y será puro. 35Pero si, después de declarado puro, la llaga se extendiere sobre la piel, 36le examinará el sacerdote; y si en efecto se ha extendido, no hay ya que mirar si el pelo ha mudado de color; es impuro. 37Mas si la llaga no se ha extendido y el pelo está negro, la llaga está curada, es puro y puro le declarará el sacerdote.

38Si cualquier hombre o mujer tiene en su piel manchas blancas, 39el sacerdote le examinará. Si las manchas son de un color subobscuro, es empeine que les ha salido en la piel; es puro.

40Si a uno se le caen los pelos de la cabeza y se queda calvo, es calvicie de atrás, es puro. 41Si los pelos se le caen a los lados de la cara, es calvicie anterior; es puro. 42Pero si en la calva, posterior o anterior, apareciese llaga de color blanco rojizo, es lepra, que ha salido en el occipucio o en el sincipucio. 43El sacerdote le examinará, y si la llaga escamosa es de un blanco rojizo, como el de la lepra en la piel de la carne, 44es leproso, es impuro, e impuro le declarará el sacerdote, pues es leproso de la cabeza.

45El leproso, manchado de lepra, llevará rasgadas sus vestiduras, desnuda la cabeza, y cubrirá su barba, e irá clamando: «¡Inmundo, inmundo!»

46Todo el tiempo que le dure la lepra será inmundo. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada.


Lepra de los vestidos

47Si apareciere mancha de lepra en un vestido, sea de lana, sea de lino, 48o en hilo de trama o de urdimbre; o en una piel o un objeto cualquiera de cuero: 49si la mancha es color verdoso o rojizo, es plaga de lepra. 50Se le enseñará al sacerdote, quien después de examinar la mancha encerrará el objeto por siete días. 51El séptimo examinará de nuevo la mancha; si ésta se ha extendido sobre el vestido, el hilo de trama o de urdimbre, la piel o el objeto de cuero, es plaga de lepra tenaz; la cosa es impura. 52Se quemará el vestido, el hilo de trama o de urdimbre, la piel o el objeto de cuero en que se halla la mancha, pues es lepra tenaz; el objeto será quemado al fuego. 53Pero si ve que la mancha del vestido, de la urdimbre, de la trama o del objeto de cuero no se ha extendido, 54mandará lavar aquello en que apareció la lepra y lo encerrará por otros siete días. 55Si después de lavado ve que la mancha no ha mudado de aspecto, aunque no haya cundido, es inmundo, y se quemará porque está infectado en el reverso y en el anverso. 56Pero si el sacerdote ve que después del lavado la parte manchada ha mudado el color, la arrancará del vestido o del cuero, de la urdimbre o de la trama, 57y si después de éstos se viera que en el vestido, o en la urdimbre, o en la trama, o en el objeto de cuero cunde todavía la mancha, se quemarán. 58Pero si después del lavado, en la urdimbre, o la trama, o el objeto de cuero, la mancha ha desaparecido, se lavarán otra vez, y será puro. 59Tal es la ley de la lepra del vestido, de lana o lino, de la urdimbre o de la trama y de todo objeto de cuero, para declararlos mundos o inmundos».


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  • 1 He aquí un punto que induce a buscar la razón de la impureza de las cosas en motivos de higiene, porque, en efecto, la lepra es enfermedad contagiosa, y hasta el presente incurable. En la lepra se comprenden aquí algunas otras enfermedades cutáneas, que la ciencia rudimentaria de los antiguos no distinguía, como tampoco distinguía las dos especies de lepra, la tuberculosa y la anestésica, hoy bien diferenciadas.(Volver a Lectura).



Ley acerca de la purificación del leproso

14 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Esta será la ley del leproso para el día de su purificación: Será conducido al sacerdote, 3que saldrá a su encuentro fuera del campamento y le examinará. Si la plaga de lepra ha desaparecido del leproso, 4mandará tomar para el que ha de purificar dos avecillas vivas, puras, madera de cedro, un hilo de púrpura e hisopo; 5degollará una de las aves encima de una vasija llena de agua viva; 6y tomando el ave viva, el cedro, el hilo de púrpura y el hisopo, los mojará, lo mismo que el ave viva, en la sangre del ave degollada sobre el agua viva; 7aspergerá siete veces al que ha de ser purificado de la lepra y le declarará puro, dando suelta en el campo al ave viva. 8Luego, el que ha de ser purificado lavará sus vestidos, raerá todo su pelo y se bañará en agua, y será puro. Podrá ya entrar en el campamento, pero quedará por siete días fuera de su tienda.

9El día séptimo raerá todo su pelo, sus cabellos, su barba, sus cejas, todo su pelo; lavará sus vestidos, y bañará su cuerpo en agua, y será limpio. 10El día octavo tomará dos corderos sin defecto y una oveja primal sin defecto y tres décimo de efá de flor de harina, amasada con aceite, y un log de aceite. 11El sacerdote que haga la purificación presentará ante Yavé al hombre que ha de purificarse con todas esas cosas a la entrada del tabernáculo de la reunión. 12Tomará uno de los dos corderos, para ofrecerlos en sacrificio expiatorio, y el log de aceite y lo agitará ante Yavé; 13luego degollará el cordero donde se inmola la víctima expiatoria y el holocausto en lugar santo, porque la víctima del sacrificio expiatorio, como la del sacrificio por el pecado, es para el sacerdote, es cosa santísima. 14El sacerdote, tomando la sangre del sacrificio expiatorio, untará de ella el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica y el pulgar de la mano derecha y del pie derecho. 15Tomará el log de aceite, y echando de él en la palma de su mano izquierda, 16meterá el índice de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda y hará con él por siete veces aspersión ante Yavé. 17Después, del aceite que le queda en la palma, untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica y el pulgar de la mano derecha y el del pie derecho, encima de la sangre de la víctima; 18el resto del aceite que le queda en la palma lo echará sobre la cabeza del que se purifica, cumpliendo así la expiación por él ante Yavé. 19Luego el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado, haciendo la expiación del que se purifica de su mancha; 20y después de inmolar el holocausto, lo ofrecerá en el altar con la oblación, y así hará por él la expiación y será puro.

22Si fuere pobre y no pudiere procurarse las víctimas ordinarias, tomará sólo un cordero, que se ofrecerá en sacrificio expiatorio, en ofrenda de expiación. Llevará una décima de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda, y un log de aceite, 22también dos tórtolas o dos pichones, según sus facultades, uno como víctima expiatoria, el otro para el holocausto. 23Lo presentará el día octavo al sacerdote para su purificación, a la entrada del tabernáculo de la reunión, ante Yavé. 24El sacerdote tomará el cordero de la expiación y el log de aceite y los agitará ante Yavé; 25y después de haber inmolado el cordero del sacrificio de la expiación, tomará de su sangre y la pondrá en el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica y sobre el dedo pulgar de la mano derecha y el del pie derecho. 26Echará luego aceite en la palma de su mano izquierda, 27y con el dedo índice de su mano derecha hará siete veces aspersión ante Yavé; 28untará del aceite que tiene en la mano el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica y el pulgar de la mano derecha y el del pie derecho en el lugar donde puso la sangre de la víctima expiatoria. 29Lo que le quede en la mano lo echará sobre la cabeza del que se purifica, para hacer por él la expiación ante Yavé. 30Después ofrecerá una de las tórtolas o uno de los pichones que haya podido procurarse, 31el uno en sacrificio por el pecado, el otro en holocausto con la ofrenda; y así, el sacerdote hará la expiación ante Yavé del que se purifica. 32Esta es la ley de la purificación del que tiene plaga de lepra y no puede presentar las víctimas ordinarias».

La lepra de las casas

33 Yavé habló a Moisés y Arón, diciendo: 34«Cuando hayáis entrado en la tierra de Canán que yo voy a daros en posesión, y mandare yo la plaga de lepra a alguna casa de la tierra que poseeréis, 35el dueño de la casa irá a ponerlo en conocimiento del sacerdote, diciéndole: Noto que hay en mi casa una mancha. 36El sacerdote mandará desocupar la casa antes de ir a examinar la mancha, para que no se contamine cuanto hay en ella. Desocupada, irá el sacerdote a examinarla. 37Examinará la mancha, y si en las paredes de la casa hallare cavidades verdosas o rojizas como hundidas en la pared, 38saldrá a la puerta de la casa y la hará cerrar por siete días. 39Al séptimo día volverá el sacerdote, y si ve que la mancha ha cundido en las paredes de la casa, 40mandará quitar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad, en un lugar impuro; 41hará raspar la casa toda en lo interior, arrojándose en lugar impuro el polvo que se raspe. 42Se tomarán otras piedras y se pondrán en el lugar de las quitadas, y se revocará de nuevo. 43Si la mancha reapareciese nuevamente en la casa después de haber quitado las piedras y de haberla raspado y revocado de nuevo, 44volverá el sacerdote a examinarla. Si la mancha hubiere cundido en la casa, es lepra corrosiva de la casa: es impura. 45Se demolerá, y las piedras, la madera y todo el mortero se llevarán fuera de la ciudad a un lugar impuro.

46Quien entrare en la casa durante el tiempo que se ha tenido cerrada será impuro hasta la tarde. 47Quien hubiere dormido en ella lavará sus vestidos, y quien en ella hubiere comido lavará sus vestidos.

48Pero si el sacerdote, al volver a la casa, ve que la mancha no ha cundido en ella después que la casa ha sido revocada de nuevo, declarará pura la casa, pues el mal se ha curado. 49Entonces tomará para expiar la casa dos avecillas, madera de cedro, lana escarlata e hisopo; 50degollará una de las aves sobre una vasija de barro con agua viva, 51y tomando luego la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata con la otra ave, lo mojará todo en la sangre del ave degollada sobre el agua viva y aspergerá la casa siete veces. 52Purificará la casa con la sangre del ave, el agua viva, el ave viva, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, 53y dará suelta al ave viva fuera de la ciudad, en el campo. 54Tal es la ley de toda clase de mancha de lepra, o de tiña, 55y de la lepra de los vestidos y de las casas, 56de los tumores y postillas y de las manchas blancas, 57para declarar lo mundo y lo inmundo. Esta es la ley de la lepra».


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  • 1 El leproso, en virtud de su impureza, quedaba excluido de la sociedad familiar y civil y de la participación del culto divino. Esta purificación tenía por objeto abrirle las puertas del santuario y de la sociedad civil y doméstica (Mt 8,4).(Volver a Lectura).

  • 33 Los v. 33-53, de sentido muy obscuro, parecen insertados en este capítulo de la enfermedad de la lepra y su purificación.(Volver a Lectura).



Impureza del hombre y de la mujer

15 1Yavé habló a Moisés y Arón, diciendo: 2«Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo. 3Esta es la ley de su inmundicia en el flujo, ya sea por destilar su carne el flujo, ya por retenerlo, es inmundo. 4El lecho en que se acueste, el asiento en que se siente será inmundo. 5Quien tocare su lecho lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 6Quien tocare la carne del enfermo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 8Si el enfermo escupe sobre un hombre puro, éste lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 9El carro en que viaje el enfermo será inmundo. 10Quien tocare algo que haya estado debajo del enfermo será impuro hasta la tarde, y quien lo transportare lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 11Todo aquel a quien el enfermo tocare sin haberse antes lavado las manos en agua, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 12Toda vasija de barro que tocare se romperá, y la de madera se lavará en agua. 13Cuando esté curado de su flujo contará siete días para su purificación, lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en agua viva y será puro. 14Al octavo día, tomando dos tórtolas o dos pichones, se presentará ante Yavé a la entrada del tabernáculo de la reunión, y se los dará al sacerdote, 15que los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio, el otro en holocausto, y hará por él la expiación ante Yavé, por su flujo.

16El hombre que efundiere su semen, lavará con agua todo su cuerpo, 17y toda ropa o piel en que se efunda será lavada con agua, y será inmunda hasta la tarde. 18La mujer con quien se acostare con emisión del semen se lavará como él, y como él será inmunda hasta la tarde.

19La mujer que tiene su flujo, flujo de sangre en su carne, estará siete días en su impureza. Quien la tocare será impuro hasta la tarde. 20Aquello sobre que durmiere o se sentare durante su impureza será impuro, 21y quien tocare su lecho lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 22Si alguno tocare un mueble sobre el que ella se sentó, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 23Lo que hubiere sobre su lecho o sobre su asiento, quien lo tocare será impuro hasta la tarde. 24Pero si uno se acostare con ella, será sobre él su impureza, y será inmundo por siete días, y el lecho en que durmiere será inmundo.

25La mujer que tuviere flujo de sangre por más tiempo del acostumbrado, prolongándose éste más allá de los días, será impura todo el tiempo que dure el flujo, como en el tiempo del menstruo. 26El lecho en el cual durante él duerma y todo objeto sobre el que se siente será impuro, como en el tiempo del menstruo, 27y quien los toque será impuro y lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 28Cuando curare de su flujo contará siete días, después de los cuales será pura. 29Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y los llevará al sacerdote a la entrada del tabernáculo de la reunión. 30El sacerdote los ofrecerá, uno en sacrificio expiatorio y el otro en holocausto, y hará por ella la expiación ante Yavé de la inmundicia de su flujo.

31Enseñad a los hijos de Israel a purificarse de sus inmundicias, no sea que por ellas mueran, por manchar el tabernáculo que está en medio de ellos.

32Esta es la ley del que padece flujo y efunde el semen, haciéndose inmundo, 33y de la mujer en su flujo menstrual; de cuantos padecen flujo, hombres o mujeres, y del hombre que se acuesta con una mujer impura».


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La fiesta anual de la expiación

16 1 Después de la muerte de los dos hijos de Arón, heridos al acercarse ante Yavé, 2dijo Yavé a Moisés: «Di a tu hermano Arón que no entre nunca en el santuario a la parte interior del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera, pues yo me muestro en la nube sobre el propiciatorio.

3He aquí el rito según el cual entrará Arón en el santuario: Tomará un novillo para el sacrificio por el pecado y un carnero para el holocausto. 4Se revestirá de la túnica santa de lino y se pondrá sobre sus carnes el calzón de lino; se ceñirá un cinturón de lino y cubrirá su cabeza con la tiara de lino vistiéndolos después de haberse lavado en el agua. 5Recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos, para el sacrificio por el pecado, y un carnero para el holocausto; 6Arón ofrecerá su novillo por el pecado, y hará la expiación por sí y por su casa. 7Tomará después los dos machos cabríos, y presentándolos ante Yavé a la entrada del tabernáculo de la reunión, 8 echará sobre ellos las suertes, una la de Yavé, otra la de Azazel. 9Arón hará acercar el macho cabrío sobre el que recayó la suerte de Yavé, y lo ofrecerá en sacrificio por el pecado; 10el macho cabrío sobre el que recayó la suerte de Azazel le presentará vivo ante Yavé, para hacer la expiación y soltarle después a Azazel. 11Arón ofrecerá el novillo del sacrificio por el pecado, haciendo la expiación por sí y por su casa. Después de degollar su novillo por el pecado, 12tomará del altar un incensario lleno de brasas encendidas, de ante Yavé, y dos puñados de timiama pulverizado, lo llevará todo detrás de la cortina; 13echará el timiama en el fuego ante Yavé, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el testimonio y no muera. 14Tomando luego la sangre del novillo, aspergerá con su dedo el frente del propiciatorio, haciendo con el dedo siete aspersiones. 15Degollará el macho cabrío expiatorio del pueblo, y llevando su sangre detrás del velo, hará como con la sangre del novillo, aspergiéndola sobre el propiciatorio y delante de él, 16 y así purificará el santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de todas las transgresiones con que hayan pecado. Lo mismo hará con el tabernáculo de la reunión, que está entre ellos, en medio de sus impurezas. 17Que no haya nadie en el tabernáculo de la reunión desde que él entre para hacer la expiación del santuario hasta que salga, hecha la expiación por sí y por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18Después irá al altar que está ante Yavé y hará la expiación de él, y tomando sangre del novillo y sangre del macho cabrío, untará de ella los cuernos del altar todo en torno; 19hará con su dedo siete veces la aspersión de sangre, y le santificará y le purificará de las impurezas de los hijos de Israel.

20Hecha la expiación del santuario, del tabernáculo de la reunión y del altar, presentará el macho cabrío vivo; 21pondrá Arón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas las culpas, todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas las transgresiones con que han pecado, y los echará sobre la cabeza del macho cabrío, y lo mandará al desierto por medio de un hombre designado para ello. 22El macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada, y el que lo lleve lo dejará en el desierto. 23Después Arón entrará en el tabernáculo de la reunión y se desnudará de las vestiduras de lino, que se vistió para entrar en el santuario; 24y quitadas, se lavará su cuerpo con agua en un lugar santo, y se pondrá sus vestiduras. Saldrá luego, ofrecerá su holocausto y el del pueblo, hará la expiación por sí y por el pueblo, 25y quemará en el altar el sebo del sacrificio por el pecado. 26El que hubiese ido a soltar el macho cabrío de Azazel, lavará sus vestidos y bañará en agua su cuerpo, después de lo cual podrá entrar en el campamento. 27Serán llevados fuera del campamento el novillo y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre se introdujo en el santuario, y se consumirán por el fuego sus pieles, sus carnes y sus excrementos. 28El que los queme lavará luego sus vestidos, bañará en agua su cuerpo y después podrá entrar en el campamento.

29Esta será para todos ley perpetua, el séptimo mes, el día diez del mes, mortificaréis vuestras personas y no haréis trabajo alguno, ni el indígena ni el extranjero que habita en medio de vosotros; 30porque en ese día se hará la expiación por vosotros para que os purifiquéis y seáis purificados ante Yavé de todos vuestros pecados. 31Será para vosotros día de descanso, sábado, y mortificaréis vuestras personas. Es ley perpetua.

32La expiación la hará el sacerdote que haya sido ungido y haya sido iniciado para ejercer las funciones sacerdotales en lugar de su padre. Se revestirá de las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33y hará la expiación del santuario de la santidad, del tabernáculo de la reunión y del altar, la de los sacerdotes y la de todo el pueblo de la asamblea. 34Será para vosotros ley perpetua y se hará la expiación una vez por año para los hijos de Israel por sus pecados».

Hízose lo que Yavé había mandado a Moisés.


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  • 1 El precepto de la fiesta de la expiación se da con ocasión de la muerte de los dos sacerdotes hijos de Arón, que por una inadvertencia habían profanado el culto divino. La alianza entre Dios y su pueblo podía ser perturbada, aun de una manera inconsciente, con pecados involuntarios de los sacerdotes, de los príncipes o del pueblo. A borrar esos pecados y restablecer las buenas relaciones entre Yavé y su pueblo se ordenaba esta solemnidad. Después de esta purificación, Israel se creía en perfecta paz con su Dios. San Pablo considera este rito como tipo del sacrificio redentor de Jesucristo, que con su muerte expió todos los pecados del mundo una vez para siempre (Heb 9,15).(Volver a Lectura).

  • 8 Azazel, en el libro apócrifo de Henoc, es uno de los jefes de los ángeles prevaricadores, pues luego en hierros por el ángel Rafael. No se sabe qué representa aquí este nombre.(Volver a Lectura).

  • 16 El santuario se contaminaba por la inobservancia de lor ritos y de las leyes de santidad. Por eso ahora se comienza por la expiación del mismo.(Volver a Lectura).



CUARTA PARTE

CÓDIGO DE SANTIDAD

(17 - 27)

Ley acerca del lugar del sacrificio

17 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a Arón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y decidles: He aquí lo que ha mandado Yavé:
3 A todo hombre de la casa de Israel que en el campamento o fuera del campamento degüelle un buey, una oveja o una cabra 4sin haberla llevado a la entrada del tabernáculo de la reunión para presentarlo en ofrenda a Yavé ante el santuario, le será imputada la sangre; ha derramado sangre, y será borrado de en medio de su pueblo.

5Por tanto, los hijos de Israel, en vez de inmolar sus víctimas en el campo, las traerán al sacerdote ante Yavé a la entrada del tabernáculo de la reunión, y las ofrecerán a Yavé en sacrificio pacífico; 6el sacerdote derramará la sangre en el altar de Yavé a la entrada del tabernáculo de la reunión, y quemará el sebo en olor de suavidad a Yavé. 7Así no ofrecerán sus sacrificios a los sátiros con los cuales se prostituyen. Esta será para ellos ley perpetua de generación en generación.

8Diles, pues: Todo hombre de la casa de Israel o de los extranjeros que habitan en medio de ellos que ofrezca un holocausto o un sacrificio pacífico 9y no llevare la víctima a la entrada del tabernáculo de la reunión para ser sacrificada a Yavé, será borrado de en medio del pueblo.

Prohibición de comer sangre, animal mortecino o ahogado

10 Todo hombre de la casa de Israel o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que coma sangre de un animal cualquiera, yo me volveré contra el que come sangre y le borraré de en medio de su pueblo, 11porque la vida de la carne es la sangre, y yo os he mandado ponerla sobre el altar para expiación de vuestras almas, y la sangre expía en lugar de la vida. 12Por eso he mandado a los hijos de Israel: Nadie de entre vosotros ni de los extranjeros que habiten en medio de vosotros comerá sangre.

13Todo hombre de entre los hijos de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que cazare un animal o un ave puros, verterá la sangre y cubrirá de tierra; 14porque la vida de toda carne es la sangre; en la sangre está la vida. Por eso he mandado yo a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de carne alguna, porque la vida de toda carne es la sangre; quien la comiere será borrado.

15Todo indígena o extranjero que comiere carne mortecina o desgarrada lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde; después será puro. 16Si no lava sus vestidos y su cuerpo, contraerá reato».


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  • 1 Comienza aquí el llamado código de santidad, que termina en el c.26, con una larga y apremiante exhortación. Es una miscelánea legal, en la cual se repiten no pocas leyes antes dadas, pero que entran en él con un nuevo aspecto: el de la santidad. Por ser santo Dios, ha de ser santo el pueblo, en medio del cual habita el Santo, que es quien a él le santifica. Santo viene a ser puro, limpio, sin mancha, sin defecto; y es, entre los atributos de Dios en la Escritura, el que más íntimamente ligado está a la religión. «Tres veces santo proclaman a Dios los serafines» (Is 6). Pero esta santidad se nos presenta como algo terrible y mortal para quien a ella se acerca sin estar en consonancia con ella (Is 6,5). Y por eso es impuro.(Volver a Lectura).

  • 3 Por este precepto se lleva al último extremo el principio de la unidad del santuario, pues se declara sagrado el dar muerte a todo animal sacrificable, aunque sea para comer, y hay que llevarle ante el tabernáculo. Tal vez la ley era motivada por los abusos del pueblo. Todavía hoy entre los nómadas de la región de Moab no se mata una res sin pronunciar esta fórmula: "A la faz de Alá", lo que viene a convertirla en un sacrificio. En Dt 12,4-14 se atenúa esta ley, conservando la unidad de altar, mas sólo para los verdaderos sacrificios. Para comer se permite matar en cualquier lugar una res, siempre que no se coma la sangre (ibid., 15,8).(Volver a Lectura).

  • 10 Este precepto declara una vez más que no se debe comer la sangre, en que está la vida, y que debe servir para expiar los pecados. También se declara impura la carne mortecina y desgarrada, esto es, la que no ha sido sangrada. Cuánta importancia llegó a tener este doble precpto entre los judíos se echa de ver por el decreto de los apóstoles en Jerusalén (Act 15,29).(Volver a Lectura).



Uniones ilícitas y pecados contra naturaleza

18 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel y diles: 3Yo soy Yavé, vuestro Dios. No haréis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado, ni haréis lo que se hace en la tierra de Canán, adonde yo os llevo; no seguiréis sus costumbres. 4Practicaréis mis mandamientos y cumpliréis mis leyes; las seguiréis. Yo, Yavé, vuestro Dios.

5 Guardaréis mis leyes y mis mandamientos; el que los cumpliere vivirá por ellos. Yo, Yavé.

6Ninguno de vosotros se acercará a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yavé.

7No descubrirás la desnudez de tu padre ni la de tu madre; es tu madre; no descubrirás su desnudez.

8No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre.

9No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre; nacida en la casa o nacida fuera de ella, no descubrirás su desnudez. 10No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, porque es tu propia desnudez.

11No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, nacida de tu padre: es tu hermana.

12No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es la carne de tu padre.

13No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre; es la carne de tu madre.

14No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre acercándote a su mujer; es tu tía.

15No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez.

16No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano.

17No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni tomarás a la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientes; es un crimen.

18No tomarás a la hermana de tu mujer para hacer de ella una rival suya descubriendo su desnudez con la de tu mujer en vida de ésta.

19No te acercarás a una mujer durante el tiempo de su impureza para descubrir su desnudez.

20No tendrás comercio con la mujer de tu prójimo, manchándote con ella.

21 No darás hijo tuyo para ser ofrendado a Moloc; no profanarás el nombre de tu Dios. Yo, Yavé.

22No te ayuntarás con hombre como con mujer; es una abominación.

23No te ayuntarás con bestia, manchándote con ella.
La mujer no se pondrá ante una bestia, prostituyéndose ante ella; es una perversidad.

24No os manchéis con ninguna de estas cosas, pues con ellas se han manchado los pueblos que yo voy a arrojar de delante de vosotros. 25Han manchado la tierra; yo castigaré sus maldades, y la tierra vomitará a sus habitantes. 26Pero vosotros guardad mis leyes y mis mandamientos, y no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni indígena ni extranjero de los que habitan en medio de vosotros. 27Porque todas esas abominaciones son las que han cometido los hombres de esa tierra que la habitaron antes que vosotros, y la tierra se ha manchado. 28Que no os vomite la tierra por haberla manchado, como vomitó a los pueblos que antes de vosotros la habitaron; 29porque cualquiera que cometa una de esas abominaciones será borrado de en medio de su pueblo. 30Guardad mis mandamientos, no practicando ninguna de esas prácticas abominables que se practicaban antes de vosotros, y no os manchéis con ellas. Yo, Yavé, vuestro Dios».


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  • 1 Este capítulo mira a conservar la santidad de la vida conyugal. En él se contienen los impedimentos matrimoniales (6,18). Con la condenación de los vicios contra la naturaleza, pretende el legislador conservar la santidad del pueblo y apartarle de las costumbres cananeas, profundamente corrompidas.(Volver a Lectura).

  • 5 San Pablo cita este versículo en Rom 10,5 y Gál 3,12, contraponiendo la justicia de la Ley a la de la fe en Jesucristo, que conduce a la felicidad eterna.(Volver a Lectura).

  • 21 Desde antiguo se ha disputado mucho sobre el sentido de esta prohibición. A primera vista se trata de sacrificios humanos a Moloc, según 1 Re 11,7. Esta sentencia se halla confirmada por Sal 106,37; Jer 7,31 y 2 Par 28,3. Las excavaciones arqueológicas realizadas en Canán nos convencen de su costumbre de sacrificar niños. Las palabras con que Yavé protesta por Jeremías «de no haber mandado tales sacrificios» pudieran inducir a creer que, así como en la adoración del becerro adoraban los israelitas a Yavé, en la figura de Adad Ramman, dios de las tempestades, así aquí se prohíbe que ofrezcan esos sacrificios al mismo Yavé, asimilado a Moloc. Hay que advertir que la palabra Moloc o Molec es una deformación rabínica de Melec, rey, nombre que se da a Dios con frecuencia. Sin embargo, en 20,2-5 se ve que se trata de un culto verdaderamente idolátrico que Dios condena y castiga severísimamente.(Volver a Lectura).



Diversas leyes religiosas, ceremoniales y morales

19 1Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles:
3 Sed santos, porque santo soy yo, Yavé, vuestro Dios.

4No vayáis tras los ídolos y no os hagáis dioses fundidos. Yo, Yavé, vuestro Dios.

5Cuando ofrezcáis a Yavé un sacrificio pacífico, ofrecedlo de manera que sea aceptable. 6La víctima será comida el día de su inmolación o al día siguiente; lo que quedare para el día tercero será quemado por el fuego. 7Si alguno comiere de ello al tercer día, será una abominación; el sacrificio no será acepto. 8El que lo haga contraerá reato, porque profana lo consagrado a Yavé, y será borrado de en medio de su pueblo.

9Cuando hagáis la recolección de vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo de tu campo, ni recogerás las espigas caídas, 10ni harás el rebusco de tus viñas y olivares, ni recogerás la fruta caída de los frutales; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yavé, tu Dios.

11No hurtaréis ni os haréis engaño y mentira unos a otros.

12No jures en falso por mi nombre; es profanar el nombre de tu Dios. Yo, Yavé.

13No oprimas a tu prójimo ni le despojes violentamente. No quede en tu mano hasta el siguiente día el salario del jornalero.

14No profieras maldición contra el sordo ni pongas ante el ciego tropiezos para hacerle caer; has de temer a tu Dios. Yo, Yavé.

15No hagas injusticia en tus juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzga a tu prójimo según justicia.

16No vayas sembrando entre el pueblo la difamación; no depongas contra la sangre de tu prójimo. Yo, Yavé.

17No odies en tu corazón a tu hermano, pero repréndele para no cargarte tú por él con un pecado.

18 No te vengues y no guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yavé.

19 Guardad mis mandamientos.
No aparearás bestias de diversa especie, ni sembrarás en tu campo simiente de dos especies, ni llevarás tejido de dos especies de hilo.

20Si alguno yaciere con mujer esclava despojada a otro, no rescatada ni puesta en libertad, castígueseles, no con la muerte, pues ella no era libre. 21Ofrecerá con su pecado el hombre ante Yavé, a la entrada del tabernáculo de la reunión, un carnero en sacrificio de expiación; 22el sacerdote hará por él la expiación ante Yavé, con el carnero del sacrificio por el pecado cometido, y le será perdonado.

23 Cuando hubiereis entrado en la tierra y plantareis árboles frutales de cualquier especie, sus frutos los miraréis como incircuncisos; durante tres años serán para vosotros incircuncisos y no los comeréis. 24Al cuarto año, todos sus frutos serán consagrados a Yavé. 25Al quinto año comeréis ya sus frutos, y el árbol aumentará vuestras utilidades. Yo, Yavé, vuestro Dios.

26No comeréis carne con sangre ni practicaréis la adivinación ni la magia. 27 No os raparéis en redondo la cabeza ni raeréis los lados de vuestra barba. 28No os haréis incisiones en vuestra carne por un muerto ni imprimiréis en ella figura alguna. Yo, Yavé.

29 No profanes a tu hija, prostituyéndola, que no se entregue la tierra a la prostitución y se llene de crímenes.

30Observad mis sábados y reverenciad mi santuario. Yo, Yavé.

31No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato. Yo, Yavé, vuestro Dios.

32Álzate ante una cabeza blanca y honra a la persona del anciano. Teme a tu Dios, Yavé.

33 Si viene un extranjero para habitar en vuestra tierra, no le oprimáis; 34tratad al extranjero que habita en medio de vosotros como al indígena de entre vosotros; ámale como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo, Yavé, vuestro Dios.

35No hagáis injusticia, ni en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de capacidad. 36Tened balanzas justas, pesos justos, un efá justo y un hin justo. Yo, Yavé, vuestro Dios, que os ha sacado de la tierra de Egipto.

37Guardad todas mis leyes y mandamientos y practicadlos. Yo, Yavé».


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  • 3 El llamado «código sacerdotal» insiste en este principio de que Dios mora en medio de su pueblo (Ex 29,44-46), y pues Dios es santo, exige que Israel lleve una vida de santidad en armonía con la santidad de Dios. Este precepto de la santidad, que de muchas maneras se repite e inculca en el Antiguo Testamento, lo perfeccionó Jesucristo diciendo: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto; sed misericordiosos, como vuestro Padre celestial es misericordioso» (Mt 5,48; Lc 6,36), donde eleva el ideal de la perfección cristiana tanto cuanto este concepto de perfección y misericordia se eleva sobre la santidad de la Ley.(Volver a Lectura).

  • 18 El amor al prójimo como a sí mismo no se limita aquí al amor de los connacionales: se extiende al extranjero que habita en medio de ellos. Es un precedente del precepto evangélico, pero dista mucho de él, pues en éste el amor se extiende aun a los mismos enemigos.(Volver a Lectura).

  • 19 Después de los anteriores preceptos morales causa mravilla este de no aparear bestias de diversas especies, como la de no sembrar semillas diversas en un mismo campo ni tejer vestidos con hilos de especie diferente. Tales leyes obedecen a las preocupaciones sociales de los hebreos, a las que Moisés se acomodó.(Volver a Lectura).

  • 23 Las primicias de los árboles, como las de los ganados, son debidas a Yavé, autor de la fecundidad de los árboles. El artículo 60 del código Hammurabí nos ofrece un caso que tiene cierto paralelismo con este precepto: «Si uno da en arrendamiento un campo para que se plante de árboles frutales, y el arrendatario lo planta y lo cuida durante cuatro años, al quinto se dividirán los furtos por partes iguales el propietario y el arrendatario». En la Ley, Dios es considerado como el verdadero propietario de la tierra, en la que los israelitas son colonos, obligados a reconocer la propiedad del Señor.(Volver a Lectura).

  • 27 Tanto el raparse la cabeza como las incisiones eran prácticas de los idólatras. La Ley las prohíbe por esta única razón (Dt 14,1; Ez 44,20; Jer 9,26; 25,23; 49,32).(Volver a Lectura).

  • 29 La prostitución entre los paganos no sólo no era mirada como contraria a la ley moral, sino que llegaba a veces la depravación al extremo de consagrarla en honor de una divinidad. La religión de Yavé no sólo condena esta depravación (Dt 23,17), pero ni admite la ofrenda que sea producto del pecado (21,9). La ley evangélica, como en todo, perfecciona la mosaica, condenando hasta las miradas y los malos deseos (Mt 5,28).(Volver a Lectura).

  • 33 Es muy digno de notar el respeto que la ley preceptúa aquí hacia los extranjeros, haciendo recordar a los hebreos que ellos lo fueron en Egipto (cf. Ex 22,21; 23,9; Dt 10,19; Ez 47,22ss).(Volver a Lectura).



Algunas leyes penales

20 1Yavé habló a Moisés, diciendo: 2 «Di a los hijos de Israel: Quien quiera que de entre los hijos de Israel, o de los extranjeros que habitan en Israel, ofrezca a Moloc un hijo suyo, será castigado con la muerte; el pueblo le lapidará. 3Yo me volveré contra ese hombre y le exterminaré de en medio de su pueblo por haber entregado a Moloc a uno de sus hijos, manchando mi santuario y profanando mi santo nombre. 4Si el pueblo cerrase los ojos respecto de este hombre que ofreció a Moloc a uno de sus hijos y no le diera muerte, 5 yo me volveré contra él y contra su parentela y le exterminaré de en medio de su pueblo y a cuantos como él se prostituyan ante Moloc.

6 Si alguno acudiere a los que evocan a los muertos y a los que adivinan, prostituyéndose ante ellos, yo me volveré contra él y lo exterminaré de en medio de su pueblo.

7Santificaos y sed santos, porque yo soy Yavé, vuestro Dios. 8Guardad mis leyes y practicadlas. Yo, Yavé, que os santifica.

9 Quien maldiga a su padre o a su madre, será castigado con la muerte; caiga su sangre sobre él.

10 Si adultera un hombre con la mujer de su prójimo, hombre y mujer adúlteros serán castigados con la muerte.

11 Si uno se acuesta con la mujer de su padre, descubriendo así la desnudez de su padre, los dos serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre.

12Si uno se acuesta con su nuera, ambos serán castigados con la muerte; han cometido un crimen vergonzoso; caiga su sangre sobre ellos.

13Si uno se acuesta con otro como se hace con mujer, ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre.

14Si uno toma por mujeres la hija y la madre, es un crimen abominable; serán quemados él y ellas, para que no se dé entre vosotros crimen semejante.

15El que tenga comercio con una bestia será castigado con la muerte, y la bestia la mataréis.

16Si una mujer se acerca a una bestia, prostituyéndose ante ella, matarás a la mujer y a la bestia; ambas serán muertas; caiga sobre ellas su sangre.

17Si uno toma a su hermana, hija de su padre o de su madre, viendo él la desnudez de ella y ella la desnudez de él, es un crimen, y los dos serán borrados de su pueblo a la vista de los hijos de su pueblo; él ha descubierto la desnudez de su hermana; lleve sobre sí su iniquidad.

18Si uno se acuesta con mujer mientras tiene ésta el flujo menstural y descubre su desnudez, su flujo, y ella descubre el flujo de su sangre, serán ambos borrados de en medio de su pueblo.

19No descubras la desnudez de la hermana de tu madre ni la de la hermana de tu padre, porque es descubrir tu propia carne. Llevarán sobre sí su iniquidad.

20Si uno se acuesta con su tía, descubre la desnudez de su tío. Llevarán sobre sí su iniquidad; no tendrán hijos.

21Si uno toma mujer de su hermano, es un una inmundicia. Descubrió la desnudez de su hermano; no tendrán hijos.

22Guardad todas mis leyes y todos mis mandamientos y ponedlos por obra, para que no os vomite la tierra adonde os llevo. 23No imitéis las costumbres de las gentes que yo voy a arrojar de delante de vosotros; ellos hacían estas maldades, y yo los aborrecí. 24Yo os he dicho: Vosotros poseeréis esta tierra, yo os la daré en posesión; es una tierra que mana leche y miel. Yo, Yavé, vuestro Dios, que os he separado de las gentes.

25Distinguid entre animales puros e impuros, entre aves puras e impuras, y no os hagáis abomninables por los animales, por las aves ni por cuanto repta sobre la tierra que yo os he enseñado a tener por impuro.

26Sed santos para mí, porque yo, Yavé, soy santo, y os he separado de las gentes para que seáis míos.

27Todo hombre o mujer que evoque a los muertos y se dé a la adivinación, será muerto, lapidado; caiga sobre ellos su sangre».


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  • 2 Sobre estos sacrificios, cf 18,21.(Volver a Lectura).

  • 5 Esta prostitución es idolátrica, con que Israel quebranta su alianza con Yavé, que tan ordinariamente los profetas asemejan al matrimonio.(Volver a Lectura).

  • 6 La evocación de los muertos está prohibida ya en 19,31. Son de notar las severas medidas de Saúl, mencionada en I Sam 28,9.(Volver a Lectura).

  • 9 En la organización casi patriarcal de los hebreos era de gran importancia mantener firme la autoridad de los padres (19,3; Ex 21,17; Ez 22,7; Prov 20,20; Mt 15,4).(Volver a Lectura).

  • 10 Sobre el adulterio, cf. Ex 20,14 y Dt 5,18; 18,20; 22,22; Ez 18,13; Jn 8,5.(Volver a Lectura).

  • 11 Sobre estos diversos pecados, véase 18,6ss.(Volver a Lectura).



Leyes acerca de la pureza habitual de los sacerdotes

21 1 Yavé dijo a Moisés: «Habla a los sacerdotes hijos de Arón y diles: 2Que ninguno se contamine por un muerto de los de su pueblo, a no ser por un próximo consanguíneo, por su madre, por su padre, por su hijo, por su hija, por su hermano, 3por su hermana virgen, que viva con él y no se hubiera casado; por ésa puede contaminarse. 4Pero no por sus otros parientes, profanándose. 5No se raerán la cabeza ni los lados de la barba, ni se harán incisiones en la carne. 6Serán santos para su Dios y no profanarán su nombre, pues son ellos los que ofrecen las combustiones a Yavé, pan de su Dios, y han de ser santos.

7 No tomarán mujer prostituida o deshonrada, ni desposada, ni mujer repudiada por su marido, porque el sacerdote está consagrado a su Dios. 8Por santo le tendrás, pues él ofrece el pan de tu Dios, y será santo para ti, porque santo soy yo, Yavé, que los santifico.

9Si la hija de un sacerdote se profana prostituyéndose, profana a su padre y será quemada en el fuego. 10El sumo sacerdote, superior entre sus hermanos sobre cuya cabeza se derramó el óleo de unción, a quien se le llenó la mano para vestirse las vestiduras sagradas, no rapará su cabeza, ni rasgará su vestido, 11ni se acercará a ningún muerto, ni se contaminará ni por su padre ni por su madre.

12No se saldrá del santuario ni profanará el santuario de su Dios, pues el óleo de la unción de su Dios es corona suya. Yo, Yavé. 13Tomará virgen por mujer, 14no viuda, ni repudiada, ni desflorada, ni prostituida. Tomará una virgen de las de su pueblo, 15y no deshonrará su descendencia en medio de su pueblo, porque soy yo, Yavé, quien le santificó».

16Yavé habló a Moisés, diciendo: 17«Habla a Arón y dile: Ninguno de tu estirpe según sus generaciones que tenga una deformidad corporal se acercará a ofrecer el pan de tu Dios. 18Ningún deforme se acercará, ni ciego, ni cojo, ni mutilado, ni monstruoso, 19ni quebrado de pie o de mano, 20ni jorobado, ni enano, ni bisojo, ni sarnoso, ni tiñoso, ni hernioso. 21Ninguno de la estirpe de Arón que tenga una deformidad corporal se acercará para ofrecer las combustiones a Yavé; es defectuoso; no se acercará a ofrecer pan de su Dios; 22podrá comer el pan de su Dios, lo santísimo y lo santo, 23mas no entrar detrás del velo ni acercarse al altar, porque tiene defecto y no debe contaminar mi santuario. Yo, Yavé, que los santifico». 24Así habló Moisés a Arón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel.


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  • 1 Un cadáver es algo impuro, su contacto contamina, y el que por necesidad tiene que tocarlo, ha de purificarse. A los sacerdotes se les prohíbe tocar cadáver que no sea de un próximo consanguíneo, y al sumo sacerdote se le prohíbe tocar aun el del padre y la madre. La santidad del sacerdote ha de ser mayor que la de los demás.(Volver a Lectura).

  • 7 La ley antigua no impone al sacerdote el celibato, pero en el matrimonio debe huir cuanto pueda hacerlo menos honorable en la estimación del pueblo.(Volver a Lectura).



Los que pueden comer las cosas santas

22 1 Habló Yavé a Moisés, diciendo: 2«Habla a Arón y a sus hijos para que respeten las cosas santas que me consagran los hijos de Israel y no profanen mi santo nombre. Yo, Yavé.

3Diles: Cualquiera de vuestra estirpe de vuestras generaciones que tenga sobre sí alguna impureza, guárdese de acercarse a las cosas santas que los hijos de Israel ofrecen a Yavé; si lo hiciere, será borrado de ante mí. Yo, Yavé.

4El que de la estirpe de Arón tuviere lepra o flujo, no comerá de las cosas santas hasta no quedar puro. 5Lo mismo el que haya tocado a un inmundo manchado por el contacto de un cadáver, o que haya derramado el semen, o que haya tocado un reptil que lo impurificó, o que esté impurificado por haber tocado a un impuro que le transmitió su impureza, cualquiera que ésta sea. 6Quien tocare algo de eso será impuro hasta la tarde y no comerá cosa santa; se bañará en agua, 7y después de la puesta del sol será puro y podrá comer cosas santas, pues son su comida. 8No comerá de animal mortecino ni desgarrado, manchándose con ello. Yo, Yavé. 9Que guarden todos mis mandamientos, no sea que por algo de esto incurran en pecado y mueran por haber profanado las cosas santas. Yo, Yavé, que los santifico. 10Ningún extraño comerá las cosas santas, ni el que habite en la casa del sacerdote ni el mercenario las comerán; 11pero el esclavo comprado a precio por el sacerdote y el nacido en su casa podrán comerla, pues son su alimento. 12La hija de un sacerdote casada con un extraño no podrá comer de las cosas santas; 13pero si enviudase o fuese repudiada, sin tener hijos, y vuelve a la casa de su padre, como estaba en ella en su juventud, podrá comer de las que come su padre; mas ningún extraño lo comerá. 14Quien por inadvertencia comiere una cosa santa la restituirá al sacerdote con un quinto de más.

15No profanen los sacerdotes las cosas santas de los hijos de Israel, lo reservado a Yavé, 16y se carguen la fealdad del delito cuando coman las cosas santas. Yo, Yavé, que los santifico».

Las víctimas para los sacrificios han de ser sin defecto

17 Yavé hablo a Moises, diciendo: 18«Habla a Arón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: Quienquiera de la casa de Israel o de los extranjeros que presente su ofrenda, sea en cumplimiento de un voto, sea como ofrenda voluntaria, si lo que ofrece a Yavé es holocausto, 19para que sea aceptable, la víctima ha de ser sin defecto de entre los bueyes, las ovejas o las cabras. 20No ofreceréis nada defectuoso, pues no sería acepto. 21Cuando uno ofrezca a Yavé ganado mayor o ganado menor en sacrificio pacífico, sea para cumplir un voto, sea como ofrenda voluntaria, la víctima, para ser aceptable, ha de ser perfecta, sin defecto. 22Un animal ciego, cojo o mutilado, ulcerado, sarnoso o tiñoso no se lo ofreceréis a Yavé ni quemaréis nada de él en el altar a Yavé. 23Podrás inmolar como ofrenda voluntaria un buey o una oveja que tenga un miembro demasiado largo o demasiado corto, pero esa víctima no sería aceptable para el cumplimiento de un voto. 24No ofreceréis a Yavé un animal que tenga los testículos aplastados, hundidos, cortados o arrancados; no lo ofreceréis a Yavé; eso no lo haréis nunca en vuestra tierra. 25Ni de la mano de un extranjero recibiréis tales víctimas para ofrecerlas como alimento de vuestro Dios, pues están corrompidas y manchadas y no os serían aceptadas».

26 Yavé dijo a Moisés: 27«Al nacer un becerro, un cordero o un cabrito, quedarán siete días a la ubre de la madre; a partir del octavo serán ya en adelante agradables para ser ofrecidos a Yavé en sacrificio por el fuego; 28sea buey o cordero, no inmoléis en el mismo día el animal y su cría. 29Cuando ofrezcáis a Yavé un sacrificio de acción de gracias, lo ofreceréis de manera que sea aceptable; 30la víctima será comida el día mismo, sin dejar nada para el día siguiente. Yo, Yavé.

31Guardad mis mandamientos y ponedlos por obra. Yo, Yavé. 32No profanéis mi santo nombre; sea yo santificado en medio de los hijos de Israel. Yo, Yavé, que os santifico 33y os he sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yavé».


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  • 1 Según el principio que después enunciará San Pablo, en el Viejo Testamento el sacerdote, que servía al altar, debía vivir del altar (1 Cor 9,13). Pero el sacerdote no vivía solo, tenía su familia; era preciso regular la participación de ésta en los manjares, que por haber sido ofrecidos en el altar eran santificados. Estos son los principios en que se inspiran los preceptos contenidos en 1-16 (cf. Lev 6,16; Núm 5,9; Dt 18,1; Eclo 49,27).(Volver a Lectura).

  • 17 Las víctimas que a Dios ofrecieran debían ser puras y perfectas (Mal 1,6ss).(Volver a Lectura).

  • 26 Esta parte del capítulo explica las condiciones correctas que deben tener las víctimas (Ex 22,30).(Volver a Lectura).



Las solemnidades. El sábado

23 1 Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel y diles: Estas son las solemnidades, asambleas santas, que convocaréis: 3Seis días trabajaréis, pero el séptimo, que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea. No haréis en él trabajo alguno. Es el descanso consagrado a Yavé, dondequiera que habitéis.

4Estas son las fiestas de Yavé, las asambleas santas que convocaréis a su tiempo:


La Pascua

5 El mes primero, el día catorce del mes, entre dos luces, es la pascua de Yavé. 6El quince del mes es la fiesta de los ácimos de Yavé. Durante siete días comeréis pan sin levadura. 7El primer día convocaréis asamblea santa y no haréis ningún trabajo servil. 8Ofreceréis a Yavé por siete días consecutivos sacrificios por el fuego. El séptimo día convocaréis asamblea santa y no haréis en él ningún trabajo servil».


Las primicias

9 Yavé habló a Moisés, diciendo: 10«Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os daré y hagáis en ella la recolección, llevaréis al sacerdote una gavilla de espigas, primicias de vuestra recolección; 11y él agitará la gavilla ante Yavé, para que os sea propicio; el sacerdote la agitará el día siguiente al sábado, 12y el día en que ofrezcáis la gavilla, sacrificaréis en holocausto a Yavé un cordero primal sin defecto; 13acompañaréis la oblación de dos décimas de flor de harina, como ofrenda de combustión de olor suave a Yavé; la libación será de vino, un cuarto de hin. 14No comeréis ni pan, ni trigo tostado, ni espigas frescas de lo nuevo hasta el día en que llevéis la ofrenda de vuestro Dios. Es ley perpetua para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis.


Pentecostés

15A partir del día siguiente al sábado, del día en que traigáis la gavilla de espigas, contaréis siete semanas completas. 16Contados así cincuenta días hasta el día siguiente del séptimo sábado, ofreceréis a Yavé una nueva oblación. 17 Llevaréis de vuestra casa, para agitarlos, dos panes hechos con dos décimas de flor de harina y cocidos con levadura. Son las primicias de Yavé. 18Con estos panes ofreceréis en holocausto a Yavé siete corderos primales sin defecto, un novillo y dos carneros acompañando la ofrenda y la libación, en sacrificio de combustión de suave olor a Yavé. 19Inmolaréis también un macho cabrío en sacrificio por el pecado y dos corderos primales en sacrificio pacífico. 20El sacerdote los mecerá con los panes de las primicias, en ofrenda mecida ante Yavé; y los panes, lo mismo que los dos corderos consagrados a Yavé, serán para el sacerdote. 21Ese mismo día convocaréis asamblea santa y no haréis en él ningún trabajo servil. Es ley perpetua para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis. 22 Cuando hagáis la recolección en vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo del campo ni cogerás lo que queda para espigar; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yavé, vuestro Dios».


Año nuevo

23 Yavé habló a Moises, diciendo: 24«Habla a los hijos de Israel y diles: El séptimo mes, el día primero del mes tendréis fiesta solemne, anunciada a la son de trompetas, asamblea santa.
25No haréis en él ningún trabajo servil y ofreceréis a Yavé sacrificios de combustión».


La expiación

26Yavé habló así a Moisés: 27«El día décimo del séptimo mes es el día de la expiación; tendréis asamblea santa, os mortificaréis y ofreceréis a Yavé sacrificios de combustión.

Libación sobre las ofrendas (Luksor).

28No haréis en ese día ningún trabajo servil, porque es día de expiación y se ha de hacer la expiación por vosotros ante Yavé, vuestro Dios. 29Todo el que en ese día no se afligiere, será borrado de en medio de su pueblo; 30y todo el que en ese día haga un trabajo cualquiera, yo le exterminaré de en medio de su pueblo. 31No haréis trabajo alguno. Es ley perpetua para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis. 32Será para vosotros el sábado día de reposo, de ofrenda mecida, y os afligiréis; el noveno día del mes, desde la tarde hasta la tarde siguiente, guardaréis vuestro descanso».


Fiesta de los tabernáculos

33Yavé habló a Moisés, diciendo: 34«Habla a los hijos de Israel y diles: El día quince de este séptimo mes es la fiesta de los tabernáculos, durante siete días, en honor a Yavé. 35El día primero, asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil. 36 Durante siete días ofreceréis a Yavé sacrificios de combustión. El día octavo, asamblea santa, y ofreceréis a Yavé sacrificios de combustión. Es asamblea santa; no haréis en él ningún trabajo servil.

37 Estas son las fiestas de Yavé que convocaréis, para tener en ellas asamblea santa y ofrecer a Yavé sacrificios de combustión, holocaustos y oblaciones, víctimas y libaciones, cada día lo que corresponda, 38además de los sábados de Yavé, de vuestros dones, de vuestros votos y de todas las ofrendas voluntarias que presentéis a Yavé.

39El día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido los frutos de la tierra, celebraréis la fiesta de Yavé durante siete días. El primer día será de descanso, e igualmente el octavo. 40El primer día tomaréis gajos de frutales hermosos, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos, de sauces de ribera, y os regocijaréis ante Yavé vuestro Dios, durante siete días. 41Celebraréis esta fiesta durante siete días cada año. Es ley perpetua para vuestros descendientes, y la celebraréis el séptimo mes. 42Moraréis los siete días en cabañas, 43 para que sepan sus descendientes que yo hice habitar en cabañas a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo, Yavé, vuestro Dios».

44Moisés promulgó las fiestas de Yavé a los hijos de Israel.


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  • 1 Este capítulo expone las fiestas diversas del año y el modo de celebrarlas. Ante todo, el sábado, día de descanso en honor del Señor (Ex 20,8; 23,12; 34,21).(Volver a Lectura).

  • 5 La fiesta de la Pascua, a la que se dio luego el carácter conmemorativo de la salida de Egipto, era más antigua en Israel. Aquí se señala primeramente su carácter de fiesta de los ácimos (Ex 1,18; 13,3; Núm 9,2; 28,16; Dt 16,3).(Volver a Lectura).

  • 9 La fiesta de la Pascua señalaba el comienzo de la siega, que se inauguraba con la presentación de un manojo de espigas, como ofrenda de las primicias, después de la cual podían segar y comer de la mies (Ex 23,19; 34,26; Núm 28,26; Dt 26,1ss).(Volver a Lectura).

  • 17 Pentecostés, que marcaba el fin de la siega, era señalada con la ofrenda de los primeros panes (Ex 34,22; Núm 28,26; Dt 16,9). Su carácter conmemorativo de la promulgación de la Ley no se halla en la Escritura.(Volver a Lectura).

  • 22 Este precepto está muy conforme con la ley del Deuteronomio, que tanto mira por los necesitados (19,9; Dt 24,10).(Volver a Lectura).

  • 23 Este principio del año caía el 1º del mes séptimo, tisri; era el año que algunos llaman civil, distinto del religioso, que empezaba en nisán (Ex 12,2).(Volver a Lectura).

  • 36 La Pascua duraba siete días; la fiesta de los tabernáculos, otros siete, más el octavo, que será, como el séptimo de Pascua, día solemne y santo. Señalaba el fin del año agrícola y el principio del siguiente.(Volver a Lectura).

  • 37 Los v. 37-38 son la conclusión del capítulo todo. Después, en 39-43, se vuelve a hablar de los tabernáculos, que duraron sólo siete días.(Volver a Lectura).

  • 43 Las tiendas o cabañas, de donde tomaba nombre esta fiesta, debían recordar la vida del desierto. Era ésta una razón histórica añadida a la primitiva razón agrícola, de acción de gracias por los postreros frutos, y rogativa por la lluvia para la próxima sementera (Ex 23,16; 34,23; Núm 29,12ss; Dt 16,16).(Volver a Lectura).



Las lámparas del santuario

24 1Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Manda a los hijos de Israel que te traigan para el candelabro aceite puro de olivas molidas, para alimentar continuamente las lámparas. 3Por defuera del velo que está delante del testimonio, en el tabernáculo de la reunión, Arón las preparará, para que ardan continuamente, de la tarde a la mañana, en presencia de Yavé. Es ley perpetua para vuestros descendientes. 4 Dispondrá siempre de lámparas en el candelabro de oro puro, para que ardan continuamente delante de Yavé.


Los panes de la proposición

5Tomarás flor de harina y cocerás doce panes de dos décimas cada uno, 6y los colocarás, en dos rimeros de seis cada uno, sobre la mesa de oro, delante de Yavé. 7Pondrás incienso puro sobre cada rimero, que sea para el pan perfume de combustión a Yavé, de parte de los hijos de Israel, en perpetua alianza. 9 Serán para Arón y sus hijos, que los comerán en lugar santo, porque es para ellos cosa santísima, entre las ofrendas de combustión hechas a Yavé. Es ley perpetua».

Castigo de un blasfemo

10El hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio, que habitaba entre los hijos de Israel, riñó en el campo con el hijo de una mujer israelita y de padre israelita; 11y profirió el nombre de Yavé y le maldijo. Su madre se llamaba Salumit, hija de Dabri, de la tribu de Dan. 12Le encarcelaron hasta que Moisés pronunciase de parte de Yavé lo que había de hacerse; 13y Yavé habló a Moisés, diciendo: 14«Saca del campamento al blasfemo, que cuantos le han oído le pongan su mano sobre la cabeza y que toda la asamblea le lapide. 15Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Quienquiera que maldijere a su Dios llevará sobre sí su iniquidad; 16 y quien blasfemare el nombre de Yavé será castigado con la muerte; toda la asamblea le lapidará. Extranjero o indígena, quien blasfemare el nombre de Yavé, morirá.


Pena contra los homicidas

17 Quien hiera a otro mortalmente, morirá. 18Quien hiera mortalmente a una bestia, restituirá bestia por bestia. 19 Al que maltrata a su prójimo se le hará como él ha hecho: 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma herida que él haya hecho a su prójimo. 21Quien matare a una bestia, páguela; pero quien matare a un hombre, será muerto. 22 Una sola ley tendréis para el extranjero, igual que para el indígena, porque yo soy Yavé, vuestro Dios».
Moisés se lo comunicó a los hijos de Israel; y conducido el blasfemo fuera del campamento, le lapidaron, haciendo lo que Yavé había mandado a Moisés.


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  • 4 El candelabro del tabernáculo, como la lámpara del Santísimo en nuestras iglesias, era el símbolo de la perpetua adoración del pueblo (Ex 27,29ss; 39,36ss).(Volver a Lectura).

  • 9 Estos doce panes, que debían renovarse cadda sábado, eran la ofrenda perpetua de las doce tribus ante Yavé (Ex 25,23ss; Heb 9,2).(Volver a Lectura).

  • 16 La blasfemia contra Dios en la ley mosaica, como entre los pueblos antiguos, era castigada con la pena capital. La ley del Islam, que castiga con la última pena toda blasfemia contra Alá o su Profeta, no ha sido inventada por los musulmanes (Dt 13,9; Dan 13,34; Mt 26,60; Mc 14,64).(Volver a Lectura).

  • 17 Para el homicida no hay indulto (Gén 9,5s; Ex 21;22).(Volver a Lectura).

  • 19 Sobre la pena del talión, véase Ex 21,33s.(Volver a Lectura).

  • 22 Es muy de notar esta igualdad en el derecho penal(19,34; Ex 12,49; Núm 15,16).(Volver a Lectura).



El año sabático

25 1 Yavé habló a Moisés en el monte Sinaí, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra que Yavé os da, descansará la tierra; será un descanso en honor de Yavé. 3Seis años sembrarás tu campo y seis años vendimiarás tu viña y recogerás sus productos; 4pero el séptimo año será un sábado de descanso para la tierra, sábado en honor de Yavé. Ni sembrarás en él tu campo, ni podarás tu viña, 5ni recogerás lo que de sí dieren; ni el trigo que dé tu campo ni las uvas que dé tu viña las vendimiarás; será para la tierra año de descanso. 6Lo que la tierra diere de sí os servirá de comida a ti, a tu siervo y a tu sierva, a tu jornalero y al extranjero que habita contigo, 7a tus bestias y a los animales de tu tierra; todo su producto os servirá de alimento.


El año jubilar

8 Contarás siete semanas de años, siete veces siete años, viniendo a ser el tiempo de las siete semanas de cuarenta y nueve años. 9El día décimo del séptimo mes harás que resuene el sonido de la corneta, el sonido de la expiación; haréis resonar el sonido de la corneta por toda vuestra tierra, 10y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis la libertad por toda la tierra para todos los habitantes de ella. Será para vosotros jubileo, y cada uno de vosotros recobrará su propiedad, que volverá a su familia. 11El año cincuenta será para vosotros jubileo; no sembraréis, ni recogeréis lo que de sí diere la tierra, ni vendimiaréis la viña no podada; 12porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis el fruto que de sí dieren los campos. 13En este año jubilar volverá cada uno a su posesión. 14Si vendéis a vuestro prójimo o le compráis alguna cosa, que nadie perjudique a su hermano. 15Comprarás a tu prójimo conforme al número de años transcurridos después del jubileo, y conforme al número de años de cosecha te venderá él a ti. 16Cuantos más años queden, tanto más aumentarás el precio; cuantos menos queden, tanto más lo bajarás, porque es el número de las cosechas lo que se vende. 17Que nadie de vosotros defraude a su hermano; teme a tu Dios, porque yo soy Yavé, vuestro Dios.
18Cumplid mis leyes y poned por obra mis mandamientos, guardadlos y viviréis seguros en la tierra. 19La tierra dará sus frutos, comeréis a saciedad y habitaréis en ella en seguridad. 20Si preguntáis: ¿Que comeremos el año séptimo, pues que no sembramos ni cosechamos nuestros frutos? 21Yo os mandaré mi bendición el años sexto, y producirá frutos para tres años. 22Sembraréis el año octavo, y comeréis de la cosecha añeja; hasta la cosecha del año venidero comeréis frutos añejos.

El rescate de las propiedades y los siervos

23 Las tierras no se venderán a perpetuidad, porque la tierra es mía y vosotros sois en lo mío peregrinos y extranjeros. 24En todo el territorio de vuestra posesión daréis derecho a redimir la tierra. 25Si tu hermano empobreciere y vendiere algo de su propiedad, vendrá el que tenga derecho, su pariente más próximo, y rescatará lo vendido por su hermano. 26Si no tuviere rescatador, que busque él con qué hacer el rescate; 27entonces descontará los años desde la venta y pagará al comprador lo que reste, volviendo a su propiedad. 28Si no halla de qué pagar el resto, lo vendido quedará en poder del comprador hasta el año del jubileo, y entonces será libre y el vendedor tornará a entrar en su propiedad.
29Si vendiere uno una casa en ciudad amurallada, tendrá derecho al rescate durante un año a partir de la venta; su derecho al rescate durará un año entero. 30Si la casa situada en una ciudad amurallada no es rescatada dentro del año completo, será por siempre del que la compró y de sus descendientes; no quedará libre el año del jubileo. 31Las casas de los pueblos no amurallados serán tenidas como feudo de tierra, podrán ser rescatadas y serán liberadas al año del jubileo. 32Por lo que hace a las ciudades de los levitas, las casas que en ellos tengan los levitas serán perpetuamente rescatables. 33Cuando la casa de un levita no fuera rescatada, la casa vendida en ciudad de las que han sido dadas quedará liberada en el jubileo, porque las casas de los levitas en sus ciudades son su posesión en medio de los hijos de Israel. 34Los campos situados en derredor de las ciudades de los levitas no podrán venderse, pues son su posesión a perpetuidad.
35 Si empobreciere tu hermano y te tendiere su mano, acógele y viva contigo como peregrino y colono, 36no le darás tu dinero a usura ni de tus bienes a ganancia. Teme a tu Dios y viva contigo tu hermano. 37No le prestes tu dinero a usura ni tus bienes a ganancia. 38Yo, Yavé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canán para ser vuestro Dios.
39Si empobreciere tu hermano cerca de ti y se vende, no le trates como siervo; 40sea para ti como mercenario; te servirá hasta el año del jubileo. 41Saldrá de tu casa él y sus hijos con él y volverá a su familia, entrando de nuevo en la propiedad de sus padres. 42Porque son siervos míos que saqué yo de la tierra de Egipto, y no han de ser vendidos como esclavos. 43No le dominarás duramente, sino que temerás a Yavé, tu Dios. 44Los esclavos o esclavas que tengas, tomadlos de las gentes que están en derredor vuestro; de ellos compraréis siervos y siervas. 45También podréis comprar de entre los hijos de los extranjeros que viven con vosotros y de entre los que de su linaje han nacido en medio de vosotros, y serán porpiedad vuestra. 46Se los dejaréis en herencia a vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria, sirviéndoos de ellos siempre; pero de vuestros hermanos, los hijos de Israel, ninguno de vosotros será para su hermano un amo duro.
47Si el extranjero o peregrino que vive entre vosotros se enriqueciere y un hermano tuyo cerca de él empobreciere y se vendiere al extranjero que vive contigo o a uno de su linaje, 48tendrá derecho a su rescate después de haberse vendido; cualquiera de sus hermanos podrá redimirle; 49su tío, o el hijo de su tío o un pariente próximo, podrá redimirle, o si él ganare con qué, él mismo se redimirá. 50Contará al que le compró los años desde su venta al año del jubileo, y el precio de venta se computará según el número de años, valorando sus jornadas de trabajo como las de un jornalero. 51Si quedan todavía muchos años, pagará su rescate conforme al número de esos años, pagará el precio en que se vendió; 52Si quedan pocos años hasta el jubileo, hará la cuenta, y conforme al número de esos años pagará su rescate. 53Le tratará como a un ajustado por año, y no consentirás que a tus ojos le trate su amo con dureza. 54Si no es rescatado por sus parientes, quedará libre el año del jubileo, él y sus hijos consigo. 55Porque son míos los hijos de Israel, son siervos míos, que saqué yo de la tierra de Egipto. Yo, Yavé, vuestro Dios.


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  • 1 La razón del año sabático es aquí únicamente religiosa. Como en el sábado descansan aun los animales, así descansará en el año sabático la tierra. Pero tiene su razón natural dejar la tierra en barbecho, aunque, si es general, las consecuencias pudieran ser desastrosas (1 Mac 6,53).(Volver a Lectura).

  • 8 El año jubilar, que viene a ser la última extensión de la ley sabática, es además una institución de gran valor social, pues impediría la acumulación de la tierra en pocas manos.(Volver a Lectura).

  • 23 «La tierra es mía», dice Yavé; los israelitas deben mirarse como simples colonos de su Dios, que les dio la posesión de la tierra, pero no en propiedad perpetua. Por esto, a los cincuenta años establece la Ley una plena restituación de las cosas a sus orígenes, a los días de la conquista, cuando se repartió la tierra. Los anatemas de los profetas contra los ambiciosos de acumular tierras y la ausencia de posteriores referencias a esta ley en la Biblia nos induciría a pensar que esta disposición debió de ser siempre letra muerta en Israel.(Volver a Lectura).

  • 35 Este cuidado por el necesitado se renueva de continuo (Dt 15,17; Neh 5,5); de él se hacen eco los oráculos de los profetas (Is 1,17; Jer 7,6; 22,3). La esclavitud en sentido propio no existía para los israelitas, que sólo debían ser considerados como jornaleros y obtener la libertad. Libres de sus deudas al año séptimo, entraban en posesión de sus fincas el año del jubileo. (Jer 34,14ss). Esta ley del v.40 no anulaba la otra del código de la alianza (Ex 21,1s).(Volver a Lectura).



El culto del verdadero Dios

26 1 No os hagáis ídolos, ni os alcéis cipos, ni pongáis en vuestra tierra piedras esculpidas para prosternaros ante ellos, porque soy yo, Yavé, vuestro Dios. 2Guardad mis sábados y reverenciad mi santuario. Yo, Yavé.


Promesas a los fieles

3Si cumplís mis leyes, si guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, 4yo mandaré las lluvias a su tiempo, la tierra dará sus frutos, y los árboles de los campos darán los suyos. 5La trilla se prolongará entre vosotros hasta la vendimia, y la vendimia hasta la sementera, y comeréis vuestro pan a saciedad, y habitaréis en seguridad en vuestra tierra. 6Daré paz a la tierra, nadie turbará vuestro sueño, y dormiréis sin que nadie os espante. Haré desaparecer de vuestra tierra los animales dañinos y no pasará por vuestro país la espada. 7Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada. 8Cinco de vosotros perseguirán a ciento, ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán ante vosotros al filo de la espada. 9Yo volveré a vosotros mi rostro y os haré fecundos y os multipicaré, y yo mantendré mi alianza con vosotros. 10Comeréis lo añejo, y habréis de sacar lo añejo para encerrar lo nuevo. 11Estableceré mi morada entre vosotros y no os abominará mi alma. 12Marcharé en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13Yo, Yavé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para que no fueseis esclavos en ella, rompí las coyundas de vuestro yugo y hago que podáis andar erguida la cabeza.


Amenazas contra los infieles

14Pero si no me escucháis y no ponéis por obra mis mandamientos, si desdeñáis mis leyes, 15menospreciáis mis mandamientos y no los poneis todos por obra, y rompéis mi alianza, 16ved lo que también yo haré con vosotros: 17echaré sobre vosotros el espanto, la consunción y la calentura, que debilitan los ojos y destrozan el alma; sembraréis en vano vuestra simiente, pues serán los enemigos los que la comerán; me volveré airado contra vosotros y seréis derrotados por vuestros enemigos; os dominarán los que os aborrecen, y huiréis sin que os persiga nadie. 18Si después de esto no me obedecéis todavía, echaré sobre vosotros plagas siete veces mayores por vuestros pecados; 19quebrantaré la fuerza de vuestro orgullo; haré como de hierro vuestro cielo y como de bronce vuestra tierra. 20Serán vanas vuestras fatigas, pues no os dará la tierra sus productos, ni los árboles de ella sus frutos.

21Y si todavía me os oponéis y no queréis obedecerme, os castigaré otras siete veces más por vuestros pecados; 22lanzaré contra vosotros fieras que devoren a vuestros hijos, destrocen vuestro ganado y os reduzcan a escaso número, de modo que queden desiertos vuestros caminos.
23Si con tales castigos no os convertís a mí y seguís contra mí, 24yo a mi vez marcharé contra vosotros y os rechazaré, y os heriré también yo siete veces más por vuestros pecados; 25esgrimiré contra vosotros la espada, vengadora de mi alianza; os refugiaréis en vuestras ciudades, y yo mandaré en medio de vosotros la peste, y os entregaré en manos de vuestros enemigos, 26quebrando todo vuestro sostén de pan; diez mujeres cocerán el pan en un solo horno, y os lo darán tasado; comeréis y no os hartaréis.
27Si todavía no me obedecéis y seguís oponiéndoos a mí, 28yo me opondré a vosotros con furor y os castigaré siete veces más por vuestros pecados. 29Comeréis las carnes de vuestros hijos; comeréis las carnes de vuestras hijas; 30destruiré vuestros excelsos; abatiré vuestros altares consagrados al sol; amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, y mi alma os abominará. 31Convertiré vuestras ciudades en desiertos, saquearé vuestros santuarios y no aspiraré ya más el suave olor de vuestros perfumes. 32Devastaré la tierra, y vuestros enemigos, que serán los que la habiten, se quedarán pasmados; 33y a vosotros os dispersaré yo entre las gentes y os perseguiré con la espada desenvainada en pos de vosotros; vuestra tierra será devastada y vuestras ciudades quedarán desiertas.
34Entonces disfrutará la tierra de sus sábados, durante todo el tiempo que durare su soledad y estéis vosotros en la tierra de vuestros enemigos. Entonces descansará la tierra y gozará de sus sábados. 35Todo el tiempo que quedará devastada tendrá el descanso que no tuvo en vuestros sábados, cuando erais vosotros los que la habitabais. 36A los que de vosotros sobrevivan yo les infundiré espanto tal en sus corazones, en la tierra de sus enemigos, que el moverse de una hoja los sobresaltará y los hará huir como se huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga; 37y tropezarán los unos con los otros, como si huyeran delante de la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir ante vuestros enemigos; 38y pereceréis entre las gentes, y la tierra de vuestros enemigos os devorará. 39Los que sobrevivan serán consumidos por sus iniquidades en la tierra enemiga y consumidos por las iniquidades de sus padres.
40Confesarán sus iniquidades y las de sus padres por las prevaricaciones con que contra mí prevaricaron, 41y que por habérseme ellos opuesto a mí me opuse yo a ellos y los eché a tierra de enemigos. Humillarán su corazón incircunciso y reconocerán sus iniquidades; 42y yo entonces me acordaré de mi alianza con Jacob, de mi alianza con Isaac, de mi alianza con Abraham, y me acordaré de su tierra. 43Pero ellos tendrán que abandonar la tierra, que gozará de sus sábados, yerma, lejos de ellos. Serán sometidos al castigo de sus iniquidades por haber menospreciado mis mandamientos y por haber aborrecido mis leyes. 44Pero aun con todo esto, cuando estén en tierra enemiga, yo no los rechazaré, ni abominaré de ellos hasta consumirlos del todo, ni romperé mi alianza con ellos, porque yo soy Yavé, su Dios. 45Me acordaré por ellos de mi alianza antigua, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las gentes para ser su Dios. Yo, Yavé».
46Estos son los mandamientos, estatutos y leyes que Yavé estableció entre sí y los hijos de Israel, en el monte Sinaí, por medio de Moisés.


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  • 1 Las sanciones de la Ley son temporales (Dt 28). Santo Tomás da como razón de esto la imperfección del pueblo, incapaz de apreciar los bienes y males espirituales. (Suma teol. 2-2 q.99 a.6). Es muy de tener en cuenta esta condescendencia divina a la condición del pueblo, que desde la Ley se promulgó en casi todo el Antiguo Testamento, hasta los escritos de los postreros tiempos del judaismo. El Espíritu Santo va poco a poco abriendo los horizontes celestiales al pueblo, que, sobre todo después de la vuelta del cautiverio, no gozaba de aquella felicidad que creían les había sido prometida por los profetas.(Volver a Lectura).



Votos

27 1Yavé habló a Moisés, diciendo: 2«Habla a los hijos de Israel y diles: Si uno hace voto a Yavé, se estimará para Yavé las personas, como las estimas tú: 3Un hombre de veinte a sesenta años lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el peso del siclo del santuario. 4Una mujer la estimarás en treinta siclos. 5De los cinco a los veinte años, estimarás un mozo en veinte siclos, y una moza, en diez. 6De un mes a cinco años, estimarás en cinco siclos un niño y en tres siclos una niña. 7De sesenta años para arriba, estimarás en quince siclos un hombre y en diez una mujer. 8Si el que hizo el voto es demasiado pobre para pagar el valor de tu estimación, será presentado al sacerdote, que fijará el precio según los recursos del hombre aquel.
9Si el voto es de animales de los que se ofrecen a Yavé, cuanto así se ofrece en don a Yavé, será cosa santa. 10No será mudado, no se pondrá uno malo en vez de uno bueno, ni uno bueno en vez de uno malo; si se permutare un animal por otro, ambos serán cosa santa. 11Si es de animal impuro, de los que no pueden ofrecerse a Yavé en sacrificio, se le presentará al sacerdote, 12que lo estimará según sea de bueno o de malo, y se estará a la estimación del sacerdote. 13Si se le quiere rescatar, se añadirá un quinto a su valor.
14Si uno santifica su casa, consagrándola a Yavé, el sacerdote hará la estimación en ella, según que sea de buena o de mala, y se estará a la estimación del sacerdote. 15Si se la quisiera rescatar, se añadirá un quinto al precio de su estimación, y será suya.
16Si uno santifica parte de la tierra de su propiedad, tu estimación será conforme a su sembradura, a razón de cincuenta siclos por cada jómer de cebada de sembradura. 17Si la santifica antes del año del jubileo, habrá de atenerse a tu estimación;

18pero si es después del jubileo cuando santifica su campo, el sacerdote la estimará según el número de años que quedan hasta el jubileo, haciendo la rebaja de tu estimación. 19Si el que santificó el campo quiere rescatarlo, añadirá un quinto al precio de tu estimación y el campo quedará suyo. 20Si no lo rescata o lo vende a uno de otra familia, el campo no podrá ser rescatado más; 21y cuando al jubileo quede libre, será consagrado a Yavé, como campo de voto, y pasará a ser propiedad del sacerdote.
22Si uno consagra a Yavé un campo comprado por él, que no es parte de su heredad, 23el sacerdote calculará el valor según tu estimación y los años que falten para el jubileo, y el hombre pagará aquel mismo día lo fijado, como cosa consagrada a Yavé. 24El año de jubileo el campo volverá a quien lo había vendido, y de cuya heredad era parte. 25Toda estimación se hará según el siclo del santuario, que es de veinte gueras.
26Nadie, sin embargo, podrá consagrar el primogénito de su ganado, que como primogénito pertenece a Yavé; buey u oveja, de Yavé es. 27Si se tratare de un animal impuro, será redimido conforme a tu estimación, añadiendo sobre ella un quinto, y si no lo redimieres será vendido conforme a tu estimación. 28Nada de aquello que se consagra a Yavé con anatema, sea hombre o animal o campo de su propiedad, podrá ser vendido ni rescatado; cuanto se consagra a Yavé con anatema es cosa santísima. 29Nada consagrado con anatema podrá ser rescatado, habrá de ser muerto. 30Toda décima de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yavé, es cosa consagrada a Yavé. 31Si alguno quisiera rescatar parte de su décima, habrá de añadir el quinto. 32Las décimas del ganado mayor o menor, de todo cuanto pasa bajo el cayado, son de Yavé. 33No se mirará si es bueno o si es malo, ni se trocará; y si se trocare, el animal y su trueque serán ambos cosa santa, y no podrán ser rescatados».
34Estos son los mandamientos que dio Yavé a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí.


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